Informe

 

Los tambos olvidados de la zona roja

Qu� bonita vecindad

Entre el mercado San Camilo y la avenida Goyeneche, hasta los a�os 90, exist�an varias vecindades. Construcciones antiguas dise�adas como antiguos tambos: amplios patios y callejones de un solo ca�o, entorno desde los que se levantaron peque�os cuartos. Con el tiempo, muchas han desaparecido. Pero hay una que a�n no sucumbe al comercio y al tiempo.

Callej�n de piedra. Alrededor de el se levantaban los peque�os cuartos de sillar. Esta es la vecindad de la calle San Camilo.

Los tambos eran amplias construcciones que serv�an de alojamiento de comerciantes, a inicios del siglo XX. Luego del terremoto del a�o 60, dejaron de ser posadas temporales para convertirse en la morada de familias. Los tambos m�s famosos de Arequipa est�n ubicados en la calle Puente Bolognesi; pero hacia el otro lado de la ciudad, tambi�n hay ese tipo de construcciones que han quedado en el olvido y el abandono.

Se convirtieron en vecindades, tambi�n llamados tugurios o conventillos. La m�s famosa es la Casa Rosada ubicada en la calle Per�. El soci�logo urbanista, Julio Fuentes, relata que el mercado San Camilo era el motor de la econom�a de la ciudad y todo giraba alrededor de �ste. All� viv�a el grueso de la poblaci�n, principalmente humilde. En esta zona se desarrollaba el comercio popular; la calle Mercaderes era para los comerciantes de los "pitucos".

Vecindades en la memoria

No hay un registro de las vecindades que existieron en la zona del mercado San Camilo. S�lo queda el recuerdo de quienes moraron en ellas. Don Genaro Ar�valo, de 65 a�os, quien naci� y creci� en la vecindad de la quinta cuadra de la calle De�n Valdivia 515, recuerda que la llamaban la Casa Grande o la Casa del Terror. Unas casas m�s all� quedaba otra vecindad, en el 529.

En la tercera cuadra de Calle Nueva quedaba otra vecindad, que ahora es un hotel. En la quinta cuadra de la calle San Camilo hab�a otras dos, una frente a la otra. Una ya se convirti� en un centro comercial. Y en la otra, ubicada en el n�mero 512, a�n viven 15 vecinos.

Otra vecindad era la que quedaba en la calle Pi�rola 510. All� viv�an 20 familias; pero sus peque�os cuartos no resistieron el terremoto de 2001 y tuvieron que irse, como relata don Abd�n Ru�z, quien vivi� all� desde los a�os 70. Los cuartos que a�n quedan son ocupados por uno de sus propietarios, la familia Sierra Almeida.

En la calle Octavio Mu�oz Najar, se ubicaba lo que desde el siglo XVII se conoce como la Rancher�a. En ese siglo esta calle era parte de la periferia de la ciudad, donde viv�an personas de escasos recursos, espa�oles y mestizos. Se dedicaban a las labores del campo y crianza de animales.

De all� el nombre, indica el arquitecto especialista en restauraci�n, William Palomino Bellido. En esta zona ahora s�lo se ven centros comerciales. En esta misma calle tambi�n hab�a otra vecindad llamada "el zool�gico", porque se criaban muchos animales, seg�n refiere Julio Fuentes, quien agrega que en V�ctor Lira tambi�n hab�a un conventillo.

Primera piedra. Del mercado San Camilo 1910. Al fondo se ve los 3 pisos de la Casa Rosada. S�lo queda el 1ero.

La casa rosada

Es la vecindad m�s famosa porque cuando fue construida, a inicios del siglo XX, constitu�a una innovaci�n arquitect�nica: era un h�brido. El primer piso era un tambo; y el segundo y tercer piso, un hotel. Las habitaciones que quedaban hacia las calles Alto de La Luna y Per� estuvieron destinadas al comercio. Se extend�a en toda una manzana y ten�a 4 patios. Ahora s�lo quedan dos.

El terremoto del 60 tambi�n afect� esta construcci�n. A�n alberga a 15 vecinos, pese a que el lugar es conocido por ser frecuentado por delincuentes y prostitutas.

La casa del Terror

As� se denominaba a la vecindad de la calle De�n Valdivia. Es quiz� la m�s grande que a�n queda en la zona. Fue mandada a construir el 21 de diciembre de 1921 por don Jos� D�az Casap�a. Toda la casona se extend�a desde el 511 al 519 de la calle De�n Valdivia.

Algunos de sus antiguos vecinos, como do�a Mar�a Sarmiento, de 82 a�os, cuentan que la creencia era que antes existi� all� un cementerio. De all� el "terror". Ella ya no vive en este barrio, como s� lo hace do�a Delfina Rodr�guez Rojas, quien lleg� all� en 1953. Relata que en la casa grande, ubicada en el 515, se distribu�an cinco patios y, en total, unos 50 cuartos.

 

(Izq. )Tercer Patio. De la Casa del Terror. All� se ubican los servicios en com�n, el ba�o, ca�o y cordeles. En su alrededor hay 9 peque�os cuartos. (Der.) Sillar y piedra. Muchos ni�os nacieron y crecieron entre los callejones y en sus viviendas baratas.

En la parte trasera, casi al final del callej�n, a�n existe la huerta con una vieja higuera. Los cuartos son de 4x4 metros, con el techo de estera y calamina inclinada. Excepto los cuartos que se ubicaban en el primer patio, que ten�an el techo de forma triangular de adobe y cal.

El terremoto del 60 acab� con esas habitaciones y se levantaron modernas construcciones. A�n viven all� unas 20 familias, que en sus peque�os cuartos, as� como en otras vecindades, acomodan sus salas, comedores, habitaci�n y cocina. Sus vecinos eran principalmente vendedores del mercado San Camilo.

(Izq.) Terror�fico cartel. Anuncia el inicio del fin para la Casa del Terror de la calle De�n Valdivia, donde a�n viven unas 20 familias. (Der.) Higuera de anta�o. Quiz� es m�s antigua que la vecindad de De�n Valdivia.

Como los famosos tambos de Bronce, Matadero y La Cabezona, estas vecindades son el refugio de la autenticidad del centro hist�rico de la ciudad, por ser las �nicas zonas de viviendas, y no de comercio. Pero, al igual que el mercado, est�n afectadas por la inseguridad y el desorden, sin que nadie haga algo por recuperarlas. (Milagros Tair�)

 

Viviendo en una vecindad

Do�a Delfina Rodr�guez. Vive en una vecindad hace 55 a�os.

El modo de vida en una vecindad es particular; diferente a otros lugares, donde los vecinos ni se conocen. Hay un mayor sentido de unidad, como refiere el soci�logo Julio Fuentes. Los vecinos de forman parte de una especie de gran familia, sin la necesidad de v�nculos sangu�neos. "Est� muy presente el �hoy por ti, ma�ana por m�", comenta Fuentes.

Por lo general, en una vecindad, las puertas de los peque�os cuartos s�lo se cerraban de noche; los cordeles, ba�os y ca�os eran comunes. Nada se perd�a. Los juegos de carnavales y la adoraci�n del Ni�o en Navidad se realizaban entre los grupos de muchachos y muchachas de cada vecindad, como cuenta don Genaro Ar�valo. "Si nosotros gan�bamos, nos llev�bamos los tamborcillos y panderetas del otro grupo", recuerda. Y el f�tbol era como siempre, el deporte m�s practicado entre los equipos de cada vecindad.

Y como, finalmente, dice do�a Delfina Rodr�guez, quien vive en "la casa del Terror": "A esta casa le debo mucho, aqu� nacieron y crecieron mis hijos. Nunca tuve problemas. Todos los chicos de aqu� salieron profesionales Aqu� hice mi vida". Su vecindad ya fue vendida y como ella dice, en sus muros se quedar�n todos los recuerdos de quienes la habitaron.


Datos

  • Las familias que viv�an en las vecindades pagaban 30 soles mensuales de alquiler. Ahora oscila entre 70 y 100 soles.

  • El pago incluye los costos de luz y agua.

  • Esta era una zona estrat�gica por estar en el centro y cerca del mercado San Camilo.