Afirma que por entonces no tenía nombre, pero que, como dice fray Antonio de la Calancha, sus huestes le pidieron quedarse aquí, a lo que contestó el Inca: ‘Ariqquepay’ (sí, quédense).” Figura en el artículo de Guillermo Galdós recogido en Historia General de Arequipa.
Galdós señala y critica aquello que Ventura Travada y Córdova, basado en el Inca Garcilaso de la Vega, escribiera en El suelo de Arequipa convertido en cielo. Esto según la etimología quechua de Arequipa, pues la aymara (“trompeta sonora” o “detrás del pico”) nos trazaría derroteros distintos.
Según el cronista cusqueño, “Halló el valle de Arequepa sin habitaciones, y considerando la fertilidad del sitio, la templanza del aire, acordó pasar muchos indios de los que había conquistado, para poblar aquel valle. Y dándoles a entender la comodidad del sitio, el provecho que se les seguiría de habitar y gozar aquella tierra….
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