A 7 kilómetros del centro de Arequipa, en un lote del Parque Industrial de Rio Seco, distrito de Cerro Colorado, se encuentra el rancho ‘Rosario’ que pertenece a Don Hilario Cornejo.
El lugar, ubicado al pie del volcán Misti, es el centro de entrenamiento y hogar permanente de 12 toros de pelea; rumiantes forzudos que estremecen el aire con sus vigorosos mugidos y que comparten la estancia con ganado menos afortunado, destinado al consumo humano.
Las paredes de sillar de ‘Rosario’ han sido testigos del paso de grandes campeones vacunos. Tres generaciones de la familia Cornejo lo atestiguan así: “nosotros descendemos de una familia de agricultores. Siempre se nos dio por tener toros de pelea, es una tradición que viene desde el tiempo de mis abuelos”, enfatiza orgulloso Javier Cornejo Valencia, mientras se acomoda el sombrero de ala ancha que usa para protegerse del sol.
Aquí los 12 gladiadores astados tienen un trato diferenciado. Los dueños y vaqueros del rancho los consideran sus engreídos y los atienden como reyes, ante la mirada resignada del ganado de engorde, que está al tanto de que vivirá unos cuantos años y que su nombre – si es que tiene uno – nunca será vitoreado por cientos de personas que acuden hasta las plazas sólo para ver al toro que come al lado suyo…
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