Dos exposiciones, un camino

Uno de los pintores más importantes de Arequipa, es sin duda alguna, Mauro Castillo Gamarra, un pintor puro, que se puede percibir en cada una de las pinceladas que pone en sus cuadros y que nos traducen de manera diáfana la luz y la transparencia del paisaje arequipeño. Un verdadero maestro de la acuarela, técnica que hemos desarrollado de manera magistral en Arequipa y cuyos exponentes se han encargado de darle la trascendencia que hoy tiene.

Mauro ha sido homenajeado por sus 46 años de vida artística de darle al pincel cada mañana sin descanso y qué mejor que su obra que habla por él, en una muestra llamada “Una luz entre el paisaje y el hombre” en la galería del Centro Cultural Peruano Norteamericano, en un esfuerzo que hace la institución por darle el lugar que se merece un artista de la talla de Castillo; sin embargo hay algunas cosas que decir sobre la puesta en montaje de esta exposición.

Hace mucho que el simple hecho de colgar cuadros ha pasado a ser un concepto, una forma mucho más evolucionada de mostrar la obra de un artista y para hacer eso que antes se hacía sin ningún empacho, se estudia, se analiza y se plantean ideas y formas de englobar lo que debe ser una puesta en montaje de una exposición; y en este caso, lamentablemente nada de eso ha ocurrido. No se sabe si es una muestra retrospectiva o una exposición de algunos cuadros tomados al azar, sin orden cronológico alguno; da la impresión que escogieron las obras según el gusto del “curador”.

¿Quién o qué es el curador? Pues es un profesional capacitado en el conjunto de saberes que posibilitan entre otros la exposición, valoración, manejo, preservación y administración de bienes artísticos (según la RAE). Muy bien, ¿quién fue el curador de la muestra de Mauro Castillo? Al menos, el catálogo (dicho sea de paso, muy mal impreso) no lo consigna y entonces no hay a quién echarle la culpa del desaguisado.

No se trata de disparar al pato como en una feria pueblerina, pero sí de establecer criterios que permitan que nuestros artistas y las instituciones como el Cultural que hacen un esfuerzo importante en programar exposiciones de este calibre, tengan el cuidado necesario para que cada muestra sea pensada y mostrada de manera pulcra, porque Arequipa merece que se le dé lo mejor de nuestro esfuerzo.

Mi amigo, el semiólogo Willard Díaz, sostiene que la crítica de arte ha desaparecido de los medios en Arequipa, fundamentalmente porque a los artistas no les gusta que los critiquen y los críticos no quieren pelearse con los artistas. Si bien yo no soy ningún crítico de arte, ni mucho menos, sí he tenido la suerte de ver infinidad de exposiciones en muchos lugares del mundo y sé que quienes amamos el arte y la pintura en particular, merecemos un mejor producto de las exposiciones.

Me consta que el Cultural hace un gran esfuerzo cada año para mostrar lo mejor del arte peruano, pero es importante cuidar los detalles para evitar que ese esfuerzo termine en algo como lo que pasó con la exposición de Mauro Castillo.  Algo peor pasó con la exposición en homenaje al maestro Teodoro Núñez Ureta, hecha en la sala de exposiciones de la Biblioteca Regional “Mario Vargas Llosa” por los 100 años del nacimiento del muralista arequipeño. Un conjunto de obras colgadas a la qué me importa, mezclando caricaturas con acuarelas y retratos, sin una idea de concepto que un artista de la trayectoria de Teodoro merece. Esta es mi humilde opinión.

Autor

Artículos relacionados

- Publicidad -

Últimas noticias