Por esta razón, aparentemente, la mayoría de escritores –artistas del lenguaje- se han adentrado en los ancestrales recovecos por los que ha transitado la culinaria, local o universal, para lograr el delicado equilibrio en la composición, textura y presentación de un exquisito “platillo”, que no un silvestre plato de comida.
Carlos Herrera es uno de esos “sibaritas” que ha utilizado su dominio de la estética del lenguaje para describir y transmitir la estética culinaria y el inconmensurable goce del paladar que, dadas las características de la cocina arequipeña, puede alcanzar dimensiones épicas…..
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