Por: Julia Barreda Bustinza.
Una tarde de noviembre, como parte de nuestro proyecto de llevar la cultura a lugares no convencionales y de gran afluencia de pĆŗblico, la Orquesta SinfĆ³nica se presentaba en el cementerio de la Apacheta. Interpretaba la Novena SinfonĆa de Beethoven y la gente se habĆa acomodado en las sillas dispuestas para el efecto. MĆ”s allĆ” habĆa una mujer de limpieza que apoyada en su escoba contemplaba inmĆ³vil. Solo al acercarme pude advertir que las lĆ”grimas fluĆan por su rostro. Fue en ese momento en que sentĆ que mi trabajo al frente de la DDC del Ministerio de Cultura tenĆa verdadero sentido. Lograr que la cultura no solo estĆ© al servicio de las Ć©lites cultivadas, sino democratizarla e insistir en acercar obras de calidad al espacio pĆŗblico y llegar a la gente que integra la mayorĆa, serĆa la satisfacciĆ³n mĆ”s emocionante del equipo al que se me habĆa encomendado dirigir.
Algo equivalente ocurriĆ³ en la clausura de la cuarta versiĆ³n de EXPLAYARTE MOLLENDO 2016, donde asistĆ como espectadora. Estaban distribuyendo gratuitamente Mil Campanas suenan en mi corazĆ³n, la antologĆa de poesĆa, cuando se me acercĆ³ una anciana de noble belleza. Era la hermana del recientemente fallecido poeta AnĆbal Portocarrero que, emocionada, me contĆ³ como por una de esas extraƱas coincidencias, al abrir distraĆdamente el libro, lo primero que encontrĆ³ fue el poema de su hermano. Un poema de amor y melancolĆa.
Cuando, el exministro Luis Peirano, un hombre de extraordinaria inteligencia y sĆ³lida formaciĆ³n, me nombrĆ³ para el cargo, muchos consideraron que a pesar de mis estudios acadĆ©micos y mi doctorado, era solo una chica, como decĆan algunos. AsĆ que, desde el primer momento, tuve que demostrar que las mujeres podemos ser no solo sensibles sino tambiĆ©n guerreras. Recuerdo con una sonrisa el dĆa en que coordinĆ”bamos una acciĆ³n con el coronel Sanz y este me mirĆ³ fijamente y me dijo: esta ciudad necesita gente con los huevos bien puestos, como usted, doctora.
Debo decir que a lo largo de estos aƱos, que me parecen toda una vida, he pasado tambiĆ©n por momentos poco gratos. Recuerdo que estaba inspeccionando una casa en la calle Santa Martha, cuando unos matones contratados por la propietaria me secuestraron durante unas horas hasta que por fin llegĆ³ la caballerĆa en mi rescate. Otro incidente que me dejĆ³ mal sabor fue cuando no hace mucho me entrevistĆ© con el comisario de Cayma para pedirle su asistencia en la intervenciĆ³n contra un ciudadano suizo que infringe normas en la zona de Tocrahuasi, y este oficial optĆ³ por expresar su opiniĆ³n como juez a favor del transgresor, negĆ”ndose a colaborar como manda la ley.
Pero quizĆ” el momento mĆ”s desagradable fue con lo del proyecto del monorriel. Tuve que soportar fuertes presiones y hasta un funcionario de otro sector, entre broma y broma, me dijo que si no me alineaba favorablemente me iban a enviar a sus ātalibanesā.
Ahora que estoy en el momento de rememorar tengo que mencionar al doctor Juan Manuel GuillĆ©n. En varios asuntos no solo no coincidimos sino que hasta estuvimos enfrentados por el Puente Chilina, pero tengo que reconocer que nuestro polĆtico mĆ”s ilustrado siempre fue un hombre que luchaba por su verdad, y que su evidente sensibilidad hacia la cultura lo llevĆ³ a acceder a mis gestiones para que se nos otorgue un nuevo local para el Ministerio. Me dijo: āya que tanto ha fastidiado con lo de los andenes le voy a dar un local para que vaya a cuidarlosā.
Fue para mĆ particularmente satisfactorio haber involucrado a instituciones pĆŗblicas y privadas en el compromiso de la protecciĆ³n del patrimonio y desarrollo cultural de la ciudad como el Mercado San Camilo, Colegio de Arquitectos, Universidad CatĆ³lica, Universidad Alas Peruanas, Beneficencia PĆŗblica, UNSA, Escuela Taller, Municipalidades provinciales de Arequipa, CamanĆ”, Islay, Caylloma, Autocolca, y, hasta la Universidad de Boston, con un lindo proyecto internacional sobre el Quijote.
Gracias tambiĆ©n a la colaboraciĆ³n activa, entusiasta y desinteresada de mĆŗsicos, artistas, colectivos, curadores, y periodistas involucrados en la defensa del patrimonio y la difusiĆ³n cultural, que han permitido que la Imagen de la DDC se fortalezca. Hemos logrado realizar 15 exposiciones artĆsticas y varios proyectos innovadores en distintas galerĆas y espacios pĆŗblicos. Gracias tambiĆ©n al entusiasmo de amigos incursionamos con un programa televisivo de difusiĆ³n cultural que era trasmitido tres veces a la semana.
Ninguno de los proyectos editoriales hubiese sido posible sin la colaboraciĆ³n de escritores, poetas, historiadores, periodistas, arqueĆ³logos, arquitectos, a cada uno pues mi agradecimiento. Se han publicado 11 libros que han sido distribuidos gratuitamente en los diversos eventos y festivales programados. Por ejemplo el libro de Arequipa patrimonio cultural de la humanidad (en la que participaron 30 intelectuales) llegĆ³ a manos de cada uno de los extranjeros asistentes a la convenciĆ³n de ciudades patrimonio, demostrando de esta manera el alto nivel de reflexiĆ³n sobre nuestra ciudad.
Quisiera mencionar tambiĆ©n que creo firmemente en que el estado es laico como lo establece la constituciĆ³n, y, a pesar de que en lo personal profeso la religiĆ³n catĆ³lica, no considero que esto deba expresarse en el trabajo de un funcionario pĆŗblico. Por esta razĆ³n no firmĆ© un documento promovido por el arzobispado que exigĆa suscribir su posiciĆ³n contra algunas propuestas de ley que en ese momento se planteaban.
Ahora que me retiro de la actividad pĆŗblica siento que siempre se puede hacer mĆ”s y mejor pero tengo la Ćntima convicciĆ³n que di lo mejor de mĆ. Han sido 42 meses de ardua e intensa labor de mĆ”s de 12 horas diarias. Pero lo que se hace con gusto y pasiĆ³n te dota de fuerza y energĆa. Dar mĆ”s de sĆ en lo que realmente importa no implica esfuerzo sino satisfacciĆ³n y disfrute. Finalmente deseo expresar mi preocupaciĆ³n por la desidia de tantos funcionarios que ha generado la situaciĆ³n caĆ³tica en la que vivimos. Tengo la plena confianza en que mi sucesor harĆ” todo lo posible para concluir proyectos que dejĆ© inconclusos, como el saneamiento fĆsico legal y los proyectos en torno a Toro Muerto, el museo del juguete que tiene un 80% de avance en el reciĆ©n restaurado local de San LĆ”zaro, y continuarĆ” con la restauraciĆ³n de los locales de la DDC. Estoy segura que emprenderĆ” tambiĆ©n una activa labor contra los depredadores de nuestro patrimonio monumental y arqueolĆ³gico, asĆ como afianzarĆ” las alianzas estratĆ©gicas logradas con escritores, artistas, mĆŗsicos, pintores y colectivos para que los proyectos de difusiĆ³n y promociĆ³n de la creaciĆ³n artĆstica alcancen metal elevadas. Mis palabras finales de agradecimiento son para los arqueĆ³logos y arquitectos de la DDC y los 50 maestros de la Orquesta SinfĆ³nica de Arequipa, que incendiaron de belleza calles y plazas de nuestra regiĆ³n. Y, como olvidarlos, a ese pequeƱo grupo de amigos entraƱables, que apoyaron y trabajaron sin otra retribuciĆ³n que la satisfacciĆ³n de su espĆritu idealista.