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Arequipa

Nuevo ministro, viejas políticas. ¿Hay que defender al gobierno?

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El tira y afloje terminó, y el ministro Thorne acabó renunciando. Usaron el mecanismo de la confianza, sin que el Congreso tuviera necesidad de censurarlo explícitamente. Con Vizcarra bastó una amenaza, previamente pasó con Saavedra. Luego de la difusión de los audios, su situación era insostenible. Pero, como en anteriores sucesos, el jefe de estado parece estar involucrado. Hasta ahora, la pita se ha roto por el lado más débil.

Los hechos

La verdad, el ministro y gobierno, estuvieron piñas. Al escándalo de corrupción, se sumó el doloroso fenómeno del niño costero, que se añadió a la caída de los precios internacionales y deterioro de la coyuntura internacional. Pero, dieron el innecesario ajustón fiscal, las políticas de “destrabamiento” no funcionaron en ese contexto, y las medidas de formalización permiten pagar menos impuestos a los ya formalizados, pero no incorporan a los informales.

Como resultado, la economía continuó enfriándose, en los sectores manufactureros, construcción, la inversión privada con tasas negativas, la inversión pública en recuperación lenta, lo mismo el crédito real. Esto genera pérdidas de decenas de miles de empleos, que tanto se necesitan. Inflación baja, balanza comercial positiva, no contrarrestan los datos desfavorables.

Mismas políticas

Esta ha sido la política del gobierno y no de un ministro, por lo que el premier Zavala, continuará en esencia con las mismas. No solo en el plano macroeconómico, también en la flexibilización laboral en curso que ha generado la protesta laboral, con huelgas y conflictos que aumentan, como la protesta de los jóvenes por la ley pulpín 2. Incendios que muestran fuerza de trabajo encerrada semi-esclavizada, que muere trágicamente

La flexibilización de estándares ambientales, disminuyendo atribuciones o capacidad de sanción a los organismos públicos y ministerio correspondientes. Hay pobladores envenenados con plomo, que no son atendidos en sus justas demandas, mientras se saca un reglamento de alimentación saludable a medida de los industriales, desoyendo los estándares fijados por OMS-OPS, con plazos que son una burla a los ciudadanos. Un contexto en el que se escuchan planteamientos de paro nacional, por las centrales sindicales.

El intento de relanzar proyectos mineros y extractivos, aún en casos que no cuentan con la licencia social y aval de la población, con dirigentes denunciados o procesados. Con mecanismos que parecen buscar la criminalización de la protesta y la aprobación de un peligroso dispositivo legal, que por muy buenas intenciones de algunos parlamentarios, mal utilizada puede terminar en instrumento para acusar de terroristas o apología, a los dirigentes sociales y políticos que se opongan a la estrategia en curso y la profundización del modelo vigente.

En esencia la mayoría del Congreso comparte el modelo y las medidas, por eso no le da confianza al ministro, pero apoya las políticas en los decretos de urgencia y lo que se ha venido implementando.

Escenarios

¿Pudo haber otro escenario? No parece. En teoría, podría haber aprovechado para cambiar de ministro y buscar un mayor apoyo de la población que votó por el presidente en segunda vuelta, cumpliendo con las promesas hechas a diestra y siniestra para ganar y que fueron abandonadas. Esto supondría un enfrentamiento con el Congreso, forzando censuras y lo que la Constitución permite como respuesta. Pero, como comparten enfoques y políticas, no parece ser una alternativa viable. También por los compromisos o identidades con grupos económicos que se verían afectados por un cambio de políticas, por lo que no hay mucho margen para los actores económicos y políticos que están en el Ejecutivo, y los impactos de los escándalos de corrupción que no se sabe a ciencia cierta hasta donde llegarán, dentro y fuera del gobierno

Lo que pudo hacer el gobierno entonces es sincerar las cosas y hacer una alianza no necesariamente explícita con el fujimorismo, con un gabinete conversado, a cambio de un apoyo y la gobernabilidad del modelo. Algunos dicen que al partido mayoritario del congreso no le conviene tanto, porque puede compartir el costo del desgaste. Pero, parece les conviene a ambos, en una perspectiva de mediano plazo.

Una profundización del modelo agudizará los conflictos, con la debilidad del gobierno que ya luce agotado, y aún no llega al primer año.

¿Defender al gobierno?

Se plantea un dilema a la oposición que planteó un cambio de modelo en las elecciones, y que un sector apoyó en la segunda vuelta a la actual administración. Defenderá ministros y políticas para enfrentar al “autoritarismo”? No solo perdería identidad, sino que traicionaría el mandato popular. Si bien hay trabajo muy importante, pero aislado y no suficientemente coordinado en la bancada de la alternativa al modelo, las dolorosas luchas intestinas ventiladas en los medios, han desdibujado ese trabajo y desacredita cualquier propuesta. Además, satanizada en una orquestada campaña por los poderes fácticos y las fuerzas políticas que los representan.

Es imperativo un cese inmediato de declaraciones públicas agraviantes de ambos bloques al interior de la bancada, y crear canales reservados de diálogo, que permitan establecer reglas mínimas de convivencia por el resto del período, para poder concentrarse en atender y acompañar las demandas populares, y bregar por las importantes propuestas de proyectos de ley presentados, o en elaboración.

El desafío de la hora, parece ser, defender los derechos de los trabajadores y la población, frente a la profundización de un modelo excluyente que intentará ser impuesto con represión. En el corto plazo, exigir una reconstrucción descentralizada y con ordenamiento territorial. (Con las fuerzas del cambio que están dentro y fuera del Congreso).Lamentablemente, la fiebre electoral parece ser mala consejera, y ya está marcando expectativas y acciones no necesariamente convergentes con miras a la agenda electoral del 2018 y 2021. Muy difícil y quizá no sea deseable, la formación de un solo bloque. Pero, si es exigible que sea un proceso en el que a pesar de marchar separados, se golpee juntos.

Ilusionados con un apoyo electoral que ya no existe, se toman decisiones que conducen a inconducentes excomuniones mutuas. Hay que luchar por recuperar la confianza de la población, con mucho trabajo y una acción consecuente, acompañando a los sectores excluidos y afectados por el modelo en curso. Las propuestas legislativas deberían sintonizar con esas demandas, y retomar las iniciativas de la modificación constitucional que se requieren, en consecuencia.

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