Un escándalo internacional se ha desatado tras la prohibición, en Panamá, del ingreso de productos del grupo Gloria, específicamente la marca Pura Vida, cuyo empaque trae una vaca, pero cuyo contenido no es leche de este mamífero propiamente, sino una mezcla de leche de soya y suero de leche, más saborizantes.
Solo entonces los políticos locales han despertado y su indignación se ha elevado por los cielos, como ocurrió con las empresas brasileñas y como aún no ha ocurrido con las empresas telefónicas, cuyos abusos con los consumidores locales son innumerables, ante el silencio cómplice del estado (¿se han preguntado por qué?).
Se supo también que la denuncia ya había sido presentada hace 10 años y desestimada por Indecopi, esa entidad de adorno que existe en nuestro país, al igual que las reguladores (Osiptel, Osinergmin, Ositran, SBS, etc.) las que, en lugar de proteger los intereses del consumidor o usuario, siempre encuentran la forma de favorecer a las grandes empresas en perjuicio del consumidor, a pesar de su publicidad y sus “esfuerzos” que, en la práctica, terminan en nada, la mayoría de las veces.
Ahora pues, que todos dicen buscar el interés del consumidor, veremos si finalmente el estado y los ciudadanos se hacen respetar o gana el poder de los lobys.