“Congreso PAP”: otra farsa, otra traiciĆ³n

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Por:

Luis Alberto Salgado

Por lo ocurrido en esa farsa de congreso PAP, evento espurio y por tal, sin representatividad, ni legalidad, ni honestidad, es que, por ejemplo, las familias apristas de Casagrande, Laredo y Cartavio (que fueron el corazĆ³n de los bastiones del Apra de Haya de la Torre en el norte), hace aƱos que se alejaron y hasta repudian al PAP bajo Alan GarcĆ­a; y ese rechazo se extiende fuerte, contundente e indetenible, al otrora “sĆ³lido norte aprista” y a todo el PerĆŗ. Y el mismo fenĆ³meno constatĆ© personalmente, una y otra vez, en Trujillo, ChepĆ©n, Chiclayo, Lambayeque, FerreƱafe, Piura, Cajamarca, Huaraz, Chimbote, el Callao, Ica, Pisco, Chincha, HuĆ”nuco, Cusco, Arequipa, y podrĆ­a seguir mencionando ciudad tras ciudad, provincia tras provincia, que recorrĆ­ durante varios aƱos.

El alejamiento de esos conglomerados humanos apristas, inteligentes y conscientes de lo que le estaban haciendo al Partido fundado y creado por Haya de la Torre y un conjunto valioso, digno y austero de hombres y mujeres, estaba, y estĆ”, plena y absolutamente justificado. PatĆ©tico y doloroso como pudiera ser y parecer, a quienes atestiguamos en primera lĆ­nea, este fenĆ³meno polĆ­tico y social que se ha extendido a toda la RepĆŗblica y, que podrĆ­a ser irreversible, si no se produce un cambio drĆ”stico del rumbo de corrupciĆ³n y de traiciĆ³n a las banderas de justicia social con libertad del aprismo, que fue el sello inmarcesible e indeleble bajo la conducciĆ³n y el liderazgo de Haya de la Torre. Y esto, hasta en las mĆ”s adversas circunstancias y persecuciones de las cuales fueron objeto las primeras generaciones de apristas.

Lo ocurrido el fin de semana con esa farsa de congreso PAP, aun siendo secuela similar del anterior del 2010, ha sido, esta vez, de antologĆ­a. Pues los mismos que participaron de esas prĆ”cticas malsanas con AG en el pasado y hasta hace poco, hoy denuncian “serias irregularidades”, y casi rasgĆ”ndose vestiduras. Ā Jorge Del Castillo, CĆ©sar Zumaeta, y otros que, desde puestos claves de poder, al igual que Mulder y VelĆ”squez QuesquĆ©n, han callado persistentemente sobre actos de corrupciĆ³n oficial cuando GarcĆ­a fue presidente, y que incurrieron en prĆ”cticas de abuso partidario al interior del PAP, hoy pretenden presentarse como “vĆ­ctimas”, cuando son igualmente responsables del hundimiento institucional del otrora gran partido de Haya de la Torre. De manera que quienes se coludieron con GarcĆ­a y otros para defraudar a los pueblos del PerĆŗ con polĆ­ticas contrarias a las propuestas histĆ³ricas y transformadoras del aprismo, y para ahogar la democracia al interior del PAP, que no Ā nos Ā vengan ahora con poses histriĆ³nicas de puritanos porque eso sabe a mucha hipocresĆ­a.
Y el resto del PerĆŗ observa…

Mas otro efecto expansivo del fenĆ³meno mencionado es que las nuevas generaciones observan….y cuando ven lo que ocurre con el viejo Partido, (en el pasado el mĆ”s organizado del PerĆŗ), les suscita profundo rechazo e indignaciĆ³n. Y eso jĆ³venes, entonces, se sienten defraudados.

Aunque muchos jĆ³venes Ā no se involucran directamente en polĆ­tica, naturalmente, buscan referentes Ć©ticos y ejemplos a seguir, y al hacerlo constatan, una y otra vez, la inmundicia, la corrupciĆ³n y el juego sucio e hipĆ³crita que impregnan a los partidos polĆ­ticos, por supuesto, al PAP entre estos.

Por la razĆ³n anterior, no debe extraƱar que no hayan muchos jĆ³venes que quieran registrarse y participar en partidos como el PAP, salvo algunos elementos que, a pesar de su juventud supuestamente idealista, estĆ”n dispuestos a hacer cualquier cosa, incluso hasta corromperse, con tal de obtener beneficios rĆ”pidos y contactos Ćŗtiles, aunque sean podridos, o “conseguir la chamba”. Y aunque eso, probablemente sin intuirlo, los marque de por vida.

Lo anterior va configurando un cĆ­rculo vicioso que, como ancla perniciosa, frena, y, en ciertos casos y aspectos, hasta hace retroceder al PerĆŗ, y en general, a sociedades (con cierta prensa encubridora incluida) que son permisivas y tolerantes con la corrupciĆ³n polĆ­tico partidaria y con el autoritarismo y abuso al interior de dichos partidos. Y lo es, sobre todo, porque esos partidos buscan el poder del Estado, desde donde replicarĆ”n esas prĆ”cticas malignas que paulatinamente van hundiendo a las naciones, o las mantienen en el subdesarrollo mental, institucional y social.

Va siendo evidente, entonces, en dĆ³nde reside parte de la clave de los profundos males que afectan y golpean al paĆ­s. Y, por ende, cuĆ”l puede ser un camino viable para empezar a salir de este marasmo nacional que hace que nuestro paĆ­s sea considerado como uno de los mĆ”s tolerantes con la corrupciĆ³n y el abuso. Si queremos romper con esta tendencia perversa, que amenaza nuestra supervivencia como naciĆ³n, deberemos adoptar decisiones extraordinarias y drĆ”sticas que terminen con la arrogancia e insolencia de quienes se sienten inmunes porque hasta hoy estĆ”n impunes. Pero, mĆ”s importante y antes que el anterior acto de profilaxis, deberemos tomar, personalmente, la decisiĆ³n de llegar hasta las Ćŗltimas consecuencias, sin caer en extremismos de derecha ni de izquierda, ni en populismos demagĆ³gicos, como los que hemos vivido en el pasado reciente.

El PerĆŗ puede sanar y recuperarse, depende de nosotros.

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