Juan Rulfo visto por Juan Villoro

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Por: Jorge Acevedo

México y el mundo han celebrado el centenario del nacimiento de Juan Rulfo, uno de los más grandes escritores de nuestro continente. Con tal motivo nuestro colaborador Jorge Acevedo conversó con el reconocido intelectual Juan Villoro, quien será uno de los invitados a la próxima Feria Internacional del Libro . En el diálogo, el escritor y períodista mexicano nos habla de la vigencia de la obra de Juan Rulfo y de los puentes entre su obra y la de José María Arguedas.

Un clásico

Rulfo es nuestro mayor clásico en la narrativa, de modo que la mayoría de los mexicanos lo leemos en la escuela. Mi primer contacto con sus cuentos y su novela ocurrió en el  bachillerato. Antes de eso, había oído dos  de sus cuentos, magistralmente leídos por él mismo, en la serie Voz Viva de México, de la Universidad Nacional. Con una voz que uno asocia fácilmente con sus personajes, ahí lee «Luvina»y «Diles que no me maten».  Volví a leerlo en el taller de Augusto Monterroso, que fue muy amigo suyo, y desde entonces no he dejado de hacerlo.

México en llamas

Hay un elemento testimonial que explica la perdurabilidad de Juan Rulfo: supo captar como muy pocos las entrañas de la vida mexicana y esa vida ha cambiado poco. Su magnífico retrato del cacique Pedro Páramo ayuda a explicar los abusos de los presidentes municipales y los gobernadores del momento. Estamos ante un caudillo que también es un patriarca y se apropia de un pueblo como si fuera su propiedad. Este aprovechamiento machista y económico del poder sigue siendo una constante en mi país.

Por otra parte, su relato «Paso del norte» tiene que ver con los agravios que sufren los migrantes a los Estados Unidos, tema que se ha vuelto aún más preocupante en tiempos de Donald Trump. La violencia fratricida que retrata en los cuentos de El llano en llamas sigue estando presente en México.

Pero más allá de estos aciertos documentales, la perdurable condición de la obra de Rulfo se debe a sus logros estéticos. Supo captar el habla del campo mexicano y darle extraordinaria dimensión poética. Como Onetti, Joyce, Proust o Borges, Rulfo demuestra que la prosa es una forma de la poesía. Por otra parte, la estructura fragmentaria de Pedro Páramo sigue incitando a una lectura activa, donde el lector establece elocuentes puentes de sentido. En esa novela todos los personajes están muertos y hablan como un coro de voces sueltas. Estamos ante una puesta en escena de la realidad virtual. En fin, los estímulos de leerlos siguen siendo inagotables.

Rulfo y Arguedas

Tanto en Arguedas como en Rulfo hay una visión adolorida del campo latinoamericano y de los expulsados de la historia. Ambas obras pueden ser vistas como un alegato para que se incluya a voces que han sido excluidas de nuestra cultura. En Pedro Páramo los personajes habitan un interregno, una zona intermedia entre la vida y la muerte. Se trata de almas en pena. Para alcanzar la paz eterna, algún vivo debería rezar por ellos y ayudarlos. Estamos ante una metáfora de la gente que no puede tener historia, gente tan pobre que el acontecer le está vedado. Sólo otros podrían hacer algo por ellos, pero no lo hacen. Este sentido de la exclusión también está presente en Todas las sangres. Se trata de autores con técnicas muy distintas, pero que supieron ver realidades equivalentes.

(Publicado en Noticias Ser)

Autor

  • Semanario El Búho

    Las notas publicadas por “Semanario El Búho” fueron elaboradas por miembros de nuestra redacción bajo la supervisión del equipo editorial. Conozca más en https://elbuho.pe/quienes-somos/.

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