Durante los últimos años, la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Arequipa se convirtió en el freno de mano contra propuestas peligrosas para la ciudad, al ser contrarias a su reconocimiento como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En distintos momentos, sus directores hicieron frente a proyectos cuestionables, ofrecidos como el santo grial del transporte urbano. Primero, el monorriel, impulsado por el hoy investigado exministro humalista Carlos Paredes, relacionado con el “Club de la Construcción” y empresas brasileñas.
Le siguió el Viaducto Salaverry del exalcalde Alfredo Zegarra, resistido por los vecinos de Vallecito y herido de muerte por el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE). El proyecto para el Sistema Integrado de Transportes (SIT) tampoco está exento de esta polémica. La idea de ingresar buses de doce metros de largo por las angostas calles del Centro Histórico de Arequipa (CHA) preocupa a un sector de la población. No solo por las dimensiones de los vehículos, sino por la masividad que propone su implementación…
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