En esta elección, el ausentismo superó el 25% de la población electoral. Si a eso se le suma el 20% de votación inválida (nulos o blancos), los que optaron por algún partido político son un poco más de la mitad de la población. Así, el 10,27% que obtuvo el partido más votado, Acción Popular, se convierte en apenas un 5,5% del total de electores hábiles.
Y sin embargo, se hizo de 25 escaños, tras descontar a todos los partidos que no pasaron la valla. Algo similar a lo ocurrido en 2016 cuando, con un 19% de preferencia entre los votantes hábiles, Fuerza Popular obtuvo 73 escaños y un poder inmerecido que no supo controlar, con el desenlace que dio lugar, precisamente, a este nuevo Congreso.
Así, la historia de los “robacable”, “comepollo”, “lavapies” y otros similares, no ha terminado, como …
Lea el artículo completo descargando la Edición Digital de este número aquí