El término “viveza criolla” es utilizado en nuestro país para referirse a las personas que suelen salirse con la suya mediante el atropello de leyes y normas de conducta. Aunque todavía muchos la consideran una proeza, la “viveza criolla” cruza frecuentemente la frontera de la estupidez. Esto se ha hecho más perceptible, a partir de la declaratoria de emergencia que ha decretado el gobierno, como medida para contener la pandemia del COVID-19 en nuestro país. Los ejemplos abundan.
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Los “vivazos” crean sus propios estándares y creen que su percepción del problema tiene más validez que la voz de especialistas y la experiencia de otros países. Por ello, piensan que el gobierno exagera, que solo ellos tienen razón y que es de tontos seguir la cuarentena. Eluden el aislamiento social creyéndose muy listos, sin considerar que están poniendo en riesgo sus propias vidas; pues, si el sistema de salud colapsa, todos nos veremos afectados. El “vivazo” se siente inmune por no estar en la edad de riesgo; pero, olvida que alguna vez también será viejo. Esas personas están saliendo a pasear en sus autos y evadiendo a los policías para andar por la calle sin razón justificada; han acaparado productos y están especulando con los precios. Realizan llamadas falsas a los números de emergencia y están lazando mensajes alarmistas en las redes, solo por diversión.
“Vivazos” son también los políticos que aprovechan una crisis como esta para sacar provecho personal y hacer de las suyas mientras la población atiende la emergencia. Ellos son otro gran virus que hay que erradicar.
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