Como parte de nuestra secciĆ³n Hace 20 aƱos, les traemos la editorial publicada el 7 de abril del 2000, a dos dĆas de la primera vuelta, en defensa de la democracia. AquĆ se analiza el escenario en que se daba estas elecciones presidenciales, en medio de denuncias de fraudes y una campaƱa electoral bastante cuestionada, por parte del presidente en aquel entonces, Alberto Fujimori.
Texto original publicado el 7 de abril del 2000
La hora de las definiciones ha llegado. Como era previsible, la campaƱa electoral culmina en medio de denuncias, acusaciones de fraude y una relativa deslegitimaciĆ³n del proceso, expresada por todas las misiones que llegaron al paĆs en calidad de observadores.
Las medidas adoptadas en la Ćŗltima semanas, no modifican en nada la falta de transparencia de unas elecciones cuya naturaleza fraudulenta se iniciĆ³ con la postulaciĆ³n e inscripciĆ³n del presidente Fujimori como candidato a una segunda reelecciĆ³n. Caprichosamente (o sospechosamente) aferrado al poder, y a despecho de la desaprobaciĆ³n general de los entendidos; violentĆ³, a travĆ©s de su mayorĆa en el Congreso, las leyes y las instituciones del paĆs, como el objetivo de posibilitar esta candidatura.
AĆŗn quienes hoy son partidarios del presidente candidato, se pronunciaron en su momento por la ilegalidad de esta postulaciĆ³n. MĆ”s allĆ” de los supuestos clamores populares, en salvaguarda del principio democrĆ”tico bĆ”sico de la alternancia en el poder.
Agravan este panorama la posibilidad no desmentida de que la alianza PerĆŗ 2000 que postula al presidente, estĆ” involucrada en la supuesta falsificaciĆ³n de un millĆ³n de firmas para la inscripciĆ³n del movimiento PerĆŗ 2000 y de 500 mil firmas para la inscripciĆ³n de Vamos Vecino, los dos puntales de la alianza, puesto que la vigencia de Cambio 90 y Nueva MayorĆa es sĆ³lo nominal. Una vez mĆ”s, las instituciones competentes para llevar a cabo una investigaciĆ³n rĆ”pida y eficiente que despeje el panorama antes del domingo, eluden su responsabilidad. Y alimentan la sensaciĆ³n de ilegalidad, confirman la inexistencia de un estado de derecho basado en la institucionalidad.
SĆ³lo durante la Ćŗltima semana, una funcionaria de la ONPE renunciĆ³ ante supuestas presiones para favorecer al candidato presidente y su lista parlamentaria, ocurridas durante actividades de capacitaciĆ³n a la poblaciĆ³n menos instruida y, por tanto, la mĆ”s vulnerable. El Consejo por la Paz, ha alertado sobre la posibilidad de un fraude electrĆ³nico, mientras se anuncia para hoy el embargo de la imprenta donde se edita el diario LiberaciĆ³n, de marcada oposiciĆ³n al rĆ©gimen.
Esto puede ser sĆ³lo el inicio de una etapa de inestabilidad y tensiĆ³n social que el paĆs no desea ni merece, urge recuperar la fe en el sistema democrĆ”tico y la confianza en quienes conducen las instituciones. En este panorama, una renovaciĆ³n en los cuadros gubernamentales es, no sĆ³lo saludable, si no necesaria.
Tras los comicios del domingo, 3 escenarios posibles se producirĆan en el paĆs. El primero, en nuestra opiniĆ³n, no reflejarĆa mejor el estado de cosas y la voluntad popular; es la necesidad de ir a una segunda vuelta, puesto que independientemente de quien lidera la votaciĆ³n, ningĆŗn candidato estarĆa en condiciones de superar el 50% de preferencias.
Este escenario, ademĆ”s, tendrĆa la virtud de mantener la contienda con cierta expectativa, evitando una excesiva polarizaciĆ³n y las previsibles reacciones inmediatas ante un triunfo en primera vuelta.
El segundo escenario posible -quĆ© podrĆa deberse a una reacciĆ³n de la poblaciĆ³n frente a los hechos, en la prĆ”ctica han viciado la contienda, pero no al extremo de impedir unos resultados contrarios a los calculados-; es el vuelco cuya tendencia ya se manifestaba claramente en las Ćŗltimas encuestas, a favor de Alejandro Toledo, cĆ³mo eventual triunfador de la primera vuelta. Los otros candidatos estarĆan descartados como eventuales competidores de una segunda vuelta, por diversas circunstancias ya ampliamente analizadas, entre los que juegan un papel importante, las aplastantes campaƱas de desprestigio que los grandes medios de comunicaciĆ³n emprendieron contra ellos.
Una combinaciĆ³n de factores psicolĆ³gicos vinculados a orĆgenes sociales, econĆ³micos y raciales, sumadas a la ausencia total de debate sobre propuestas han colocado;, como ya es obvio, a sĆ³lo dos competidores con posibilidades sobre la pista.
Un triunfo contundente de Toledo tendrĆa la ventaja de restituir la confianza en la viabilidad de la democracia representativa en el paĆs. La agitaciĆ³n social y las tensiones del momento acabarĆan, y tendrĆamos un clima propicio para reconstruir el Estado de Derecho y las instituciones tutelares; hoy intervenidas y recortadas en sus funciones en nombre de procesos de reforma indefinidos en el tiempo. Y a partir de ello, concentrarnos en tareas de desarrollo, menos abstractas e igualmente urgentes.
El Ćŗltimo escenario posible para algunos -el de mĆ”s probabilidades- es el triunfo del candidato a presidente en primera vuelta. Los analistas hablan de hasta un 10% posible de manipulaciĆ³n fraudulenta en los escrutinios. Ese margen y la apuesta por una franja cercana al 15% entre votos blancos y nulos, lo harĆan posible.
Sin embargo, esa relativa facilidad de cĆ”lculo no armoniza con la previsible complicaciĆ³n del panorama polĆtico y la tensiĆ³n social que se generarĆa de inmediato. Y es que, aĆŗn cuando el triunfo fuera legĆtimo, tal como concluyĆ³ uno de los observadores; el daƱo causado al proceso por las ventajas tomadas desde el poder, es irreversible.
Ni los otros participantes de la contienda, ni la comunidad internacional, estarĆan dispuestos a reconocer esa victoria. En ese escenario, sĆ³lo cabrĆa esperar una polarizaciĆ³n aĆŗn mayor y un clima insostenible de tensiĆ³n polĆtica; en medio del cual no faltarĆ” quien aliente a las fuerzas armadas a intervenir, como ha ocurrido siempre, en circunstancias similares en el paĆs. No obstante, es importante considerar que estas intervenciones nunca se produjeron para defender causas por la que la poblaciĆ³n mostrara un rechazo. Los golpes de estado en PerĆŗ, siempre tuvieron un considerable respaldo popular, muy discutible en el presente, si de apoyar al presidente Fujimori se tratara.
Pero lo mĆ”s lamentable de esta eventual circunstancia serĆa la paralizaciĆ³n de las inversiones externas e internas, de la reactivaciĆ³n econĆ³mica y, en general, del aparato productivo del paĆs. La inestabilidad jurĆdica, polĆtica y social, sumadas, conformarĆan el escenario menos propicio para iniciar un proceso de desarrollo sostenido.
Este es el panorama polĆtico en el cual los peruanos iremos este domingo a las urnas. Tal como ilustrĆ³ nuestra portada, la elecciĆ³n es sĆ³lo entre la continuidad de un sistema que tiene todos los elementos para calificarlo de dictadura; y la posibilidad de un cambio. La opciĆ³n nueva que representa Alejandro Toledo, serĆa la alternancia del poder; y por lo tanto, la posibilidad de reconstruir, desde cero, la democracia que anhelamos.
Tal como seƱala el Diario El Comercio en su editorial de ayer, toda opciĆ³n nueva implica riesgos, pero tiene la ventaja del cambio. La opciĆ³n Toledo, surge de la bĆŗsqueda ciudadano de una nueva opciĆ³n que merece el beneficio de la duda. Nosotros creemos que hay que otorgarle ese beneficio, de manera vigilante. La repeticiĆ³n de la historia del 90 a la fecha, siempre es posible. Un congreso que obliga a un gobierno de concentraciĆ³n y unidad nacional es un elemento a favor de ese control. Y esa es nuestra apuesta.
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