Mientras el Ejecutivo nacional es desbordado por las demandas en el sector Salud, y los gobiernos regionales están igualmente atorados de cuestionamientos; los alcaldes provinciales y distritales no han asumido liderazgo alguno en tareas de prevención y mitigación de los problemas, tanto de salud como económicos. Y estas situaciones de riesgo ocurren en sus jurisdicciones y en sus narices, por decirlo de alguna manera.
Las aglomeraciones que se suceden cotidianamente en mercados, bancos, calles y en las unidades de transporte, ocurren ante la inacción de los municipios que ni siquiera fueron capaces de entregar a tiempo y en forma las canastas de alimentos que el Ejecutivo autorizó junto al financiamiento respectivo.
En el caso de Arequipa, fuera de las denuncias de irregularidades, los alcaldes no han destacado especialmente por su iniciativa y voluntad de contribuir, desde su función, a la lucha contra el coronavirus.
Mientras que el alcalde Omar Candia, se debate entre idas y venidas. No ha contribuido en el orden de los mercados ni al transporte. Peleó para que se permita su operación y debió retroceder ante el incumplimiento de los transportistas. En cambio, la publicidad con la desinfección de las calles, medida inútil y hasta dañina según la OMS, ha estado a la orden del día.
Y hasta se han perdido canastas de alimentos donadas por Caja Arequipa en los almacenes de la municipalidad provincial.
¿Qué pasó señor Candia?
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