El 26 de mayo del 2000 se publicó la edición N° 13 del semanario El Búho. Como en los últimos 20 años, nuestro medio ha cubierto las protestas icónicas de Arequipa. En este caso, un Alberto Fujimori bastante criticado llegaba a la Ciudad Blanca, para realizar un mitin con miras a su tercera elección presidencial. A pesar de las portátiles y los esfuerzos de los organizadores al mando del fujimorismo, la población de manera espontánea empezó a reunirse en la Plaza de Armas, para exigir que Fujimori se vaya de la ciudad. Aquí una crónica de aquellos hechos.
Los observadores de esta turbulenta campaña electoral inciden en que el candidato presidencial Alberto Fujimori vivió su noche, tras el lunes pasado en la Plaza de Armas de Arequipa. Desde la mañana, los characatos demostraron que no estaban dispuestos a ser parte de la farsa
Todo comenzó cuando entre 8 y 9 de la mañana, arremolinada como siempre ante los puestos de periódico, se enteró por los titulares de los diarios locales que Fujimori haría un mitin en la Plaza de Armas ese día: lunes 22 de mayo del año 2000. Como siempre, se suscitaron pequeñas discusiones entre los marchantes, cada vez menos defensores de Fujimori y las expresiones de rechazo más sagradas y desafiantes.
El día anterior se había producido un mitin organizado por la AUPA donde ya se pusieron de manifiesto los ánimos de la población cuando pifió sonoramente a Olger Vázquez, presidente del CTAR y un funcionario de COFOPRI. En contraste, sacó en hombros al alcalde Juan Manuel Guillén Benavides, básicamente en reconocimiento a su posición en defensa de la democracia.
Los preparativos
Eso mañana no sólo se vivía un clima agitado en los locales de Perú 2000, algunas dependencias públicas también estaban llenas de movimiento; como ya se ha hecho costumbre cuando llega el presidente candidato. Pero el lugar donde se cocían las habas era otro: el local del FREDICON de Felipe Domínguez, ubicado en la calle Consuelo.
Desde tempranas horas de la mañana hasta el lugar llegaban dirigentes de asentamientos humanos de distintos puntos de la ciudad, para entrevistarse con Edmundo Laguna Bustamante. ; encargado de entregar el dinero que debía servir eado para el pago de las unidades de transporte, que por docenas más tarde trasladaron a las humildes madres de los comedores populares hasta la Plaza de Armas.
La pregunta es si el FREDICON tiene tantos fondos para solventar esos onerosos gastos, o en todo caso quién entregó el dinero a Laguna para que esté a su vez lo distribuya. Las llamadas telefónicas hacia la Maison de Eliseo de propiedad de Daniel Postigo eran frecuentes.
En este local también se preparaban miles de banderitas de Perú 2000 y otro tanto de afiches. La pregunta insistente de los visitantes era si esta vez iban a regalar polos. Otras denuncias señalan que Domínguez llegó a ofrecer 200 soles a quienes lograran reunir 10 personas nuevas para asistir al mitin (20 por cabeza). De nuevo la pregunta, ¿quién corrió con estos gastos?
Fuera de nuestra plaza
Mientras tanto, a las 11 de la mañana en la Plaza de Armas se iniciaba el armado del estrado, donde horas más tarde llegaría el ingeniero Alberto Fujimori. La policía cerró el tránsito en la vía del Portal de Flores y un timorato Edgar Valcárcel, dirigente de los choferes de combis y acérrimo opositor a la campaña contra la contaminación, se encargaba de coordinarlo todo.
Llegado al portal el camión de Alcisa, la empresa capitalina contratada para esta tarea, los chiflidos de los que circulaban por el lugar se hicieron presentes, la oposición para la edificación del estrado provocó que los trabajadores no se animaran a armarlo. Ciudadanos de toda clase los instaban a no sumarse al fraude y les hablaban como pobladores, finalmente desistieron del intento.
Hechas las coordinaciones con Valcárcel y un misterioso interlocutor en su camión trasladó al portal de San Agustín, donde se empezó a armarlo. Esto enojó más a la población que ya se empezaba a reunir espontánea y pacíficamente. No había ningún líder que los guiara o instara a hacerlo. Apenas iniciaba el armado de los tubos y fierros se protagonizaron algunos incidentes.
Las personas se apostaron en la vía arreando arengas contra el candidato presidente y el proceso en sí; “fuera, fuera”, “Arequipa dice no al fraude” cuando los 10 o 12 empleados llegados de Lima, quisieron iniciar el armado del estrado, los fierros les fueron arrancados de las manos, algunos otros manifestantes golpeaban el camión pidiendo que se retire. En unos 15 minutos lograron su cometido, recogieron los materiales y se fueron, lo que despertó la algarabía de los presentes.
Edgar Valcárcel, qué miraba todo desde un auto rojo junto a su hija, inicia la retirada como si su presencia obedeciera sólo a una casualidad.
Luego de algunos minutos volvió pero ahora caminando. Por un momento defendió a los responsables de la empresa que, textualmente, eran obligados a retirarse, sin embargo cuando la gente inició fuertes gritos en contra del régimen de Fujimori, otra vez se hizo el de la vista gorda para no volver más.
Calmados los ánimos, los trabajadores de la empresa Alcisa, volvieron al Portal de Flores, pues por la rápida huida habían dejado olvidado algunos a los tubos que servían para el armado del estrado. Esta actitud enfureció aún más a los pobladores, algunos de los cuales se llevaron tubos para arrojarlos por los alrededores de la plaza.
Informado Daniel Postigo del incidente, se habría comunicado con el general Alfonso Cateriano, jefe de la Región Policial, preguntando por los refuerzos. Los refuerzos era un centenar de policías vestidos de civil, expertos en trabajo de multitudes que habían llegado de Lima esa mañana y confiados, se encontraban paseando por la ciudad.
Varios portatropas se movilizaron hacia la plaza con efectivos de la DINOES. Debidamente armados y escudados. La orden fue desalojar la plaza para que el estrado pudiera armarse rápidamente, porque ya se había perdido mucho tiempo.
Los presentes en la plaza se negaron a retirarse de ella para impedir un nuevo intento de armado, sin embargo transcurridos algunos minutos luego de un fuerte contingente policial qué cercó la plaza por las cuatro esquinas, no se permitió el ingreso de nadie y se procedió a echar a los manifestantes por la calle del puente Bolognesi.
Con bombas lacrimógenas y fuertes golpes los obligó a retirarse. Eran las 2:20 de la tarde.
Postigo mandando y Vizcardo bizqueando en mitin de Fujimori
A las 3 de la tarde otra vez empezó a ingresar la gente a la Plaza de Armas. Se trataba de los policías vestidos de civil, vinculados al servicio de Inteligencia del Ejército, que fueron convocados rápidamente por sus celulares.
Entre ellos fue notoria la presencia de dos camarógrafos de la Tercera Región Militar que filmaron a todos los periodistas y a los contra manifestantes agrupados en las esquinas de la plaza. Con tal desfachatez era evidente que el fin era amedrentar.
Algo que llamó la atención fue la presencia de medio centenar de adolescentes de Defensa Civil que fueron apostados en el segundo piso de los portales.
Con este inusual despliegue de seguridad pudieron ingresar los vehículos que transportarían el estrado y los enormes parlantes; pese a que los manifestantes intentaron impedir su paso por las calles aledañas, donde también fueron reprimidos.
En el primer vehículo llegó un tipo de gran contextura y de actitud abiertamente matonesca al que nos referiremos después. El camión era de procedencia japonesa, lo que se intentó ocultar sobre pintando los símbolos que caracterizan a las unidades de transporte niponas.
A las 4 de la tarde ya habían alrededor de un centenar de personas. Era evidente que algunos civiles habían logrado esquivar los cercos policiales. Entonces el matón al que nos hemos referido, escoltado por otros cinco, empezaron a acercarse a quiénes se les consideraban sospechosos y con amenazas o simplemente empujones los sacaban de la plaza. Al ver esto empezamos a seguirlos para ser testigos de la total impunidad con la que actuaron en medio de centenares de policías.
Grande fue nuestra sorpresa cuando llegaron hasta el centro de la plaza y el cabecilla se acercó a recibir instrucciones. Era nada menos que Daniel Postigo, militar retirado que funge de director de Circulación Terrestre; pero que en realidad según todos los indicios representan a Vladimiro Montesinos en Arequipa.
De inmediato intentamos tomarle una foto. Como suelen hacerlo los delincuentes, ordenó a los matones que nos quitaran la cámara. Se inició entonces una persecución contra un medio en la plaza sin que ningún policía moviera un dedo. Finalmente la colaboración de otras periodistas y la circunstancia de presencia del fiscal Manuel Vizcardo y de su adjunto hicieron desistir a los matones.
Cómo estos nos lanzaron amenazas y se quedaron mirándonos horas antes del mitin de Fujimori, pedimos garantías a Vizcardo, fiscal de prevención del delito. Él nos contestó, “que no había visto nada. Vayan y sigan tomando fotos y si algo les pasa preséntense mañana la Fiscalía para presentar la denuncia”. Los hombres de prensa de inmediato la increparon su actitud recordándole que su función es la “de prevenir la comisión de delitos”; a lo que contestó muy orondo que él “no puede ser nuestro guardaespaldas”. Entonces no nos queda más que reírnos, “nunca más una foto para el más figureti de los fiscales”.
Contrariamente a la actitud del abogado Vizcardo, las muestras de solidaridad de algunos de los presentes no se hicieron esperar. “Váyanse de inmediato, ese al que le han tomado la foto ha ofrecido 100 soles para quien les quite la cámara”, nos advirtió un caballero.
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