A nueve meses de las elecciones generales la derecha pugna por dibujar un escenario electoral a su medida, decidiendo quiĂ©nes participan y quĂ© temas se discuten. SĂłlo quieren neoliberales y nada de disidentes o alternativos sobre el terreno. Ni siquiera la pobre oposiciĂłn del Congreso de la RepĂşblica es tolerada, lo del equilibrio de poderes y democracia que quede para tiempos mejores. Por ahora yo “rico papá” soy el que manda y no me refiero al presidente de la RepĂşblica o al Poder Ejecutivo que encabeza, ellos tambiĂ©n son empleados. Me refiero a “poderoso caballero es don dinero”. Para muestra vasta ver los noticieros, se golpea al Congreso sĂ, de preferencia, pero tambiĂ©n al presidente y a los ministros si es el caso. Ha llegado la hora de cuadrarse.
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Para asustar han salido varios esqueletos del closet, civiles y militares en retiro, con soluciones copiadas de dictaduras del cono sur cuarenta o cincuenta antes. Su labor es achicar la democracia. No solo Vizcarra se ha olvidado de la reforma polĂtica, aliado con los apetitos de corto plazo de los congresistas, tambiĂ©n los carcamanes nos anuncian que todas las reformas son comunistas. En esta situaciĂłn planteamientos que no sean la defensa a ultranza del modelo neoliberal están prohibidos y todas las derechas han decidido ponerle candado al escenario, junto con la plata de los grandes y los medios amigos que controlan.
Sin embargo, los resultados de la pandemia los condenan. Ya pasamos los diez mil muertos y este sacrificio de peruanos en el altar del neoliberalismo no ha debido suceder. Vizcarra tiene su porciĂłn de responsabilidad, pero lo fundamental tiene que ver con el modelo, con la mezquindad año a año de reducir en proporciĂłn el gasto social; y hacernos cada vez más dĂ©biles como paĂs. No les ha importado esta realidad porque lo fundamental era contar los billetes del crecimiento, aquĂ o fuera del PerĂş, no el bienestar del paĂs.
En estas condiciones pensar en una alternativa diferente, en un tercer actor más allá de las dos derechas, la DBA y la vizcarrista, parece una ilusiĂłn y una necesidad. Más ilusiĂłn todavĂa si vienen con planteamientos como cambio de modelo o nueva constituciĂłn. En este camino, la crisis sanitaria parece que a algunos les ha avivado el cerebro y ahora dicen que propiedad privada es igual a democracia. De allĂ a la democracia de propietarios del siglo XVII (la teorĂa del individualismo posesivo) no hay un paso, esa misma es. Con ello la constituciĂłn de 1993, que legisla la democracia de clase de los grandes propietarios, pasa a ser partida de nacimiento del “PerĂş moderno”. Estamos entonces avisados, todos los que no hemos juntado varios millones en el bolsillo estamos excluidos. A lo sumo nos toca, si alcanzamos ticket, un humilde papel de espectadores.
AsĂ las cosas, la toma del escenario tiene que ser hostil, en otras palabras, vamos a tener que forzar la entrada desde la movilizaciĂłn popular. Primero, porque estamos en una democracia y no podemos permitir que no nos dejen participar ni tampoco que se abran escenarios paralelos a la izquierda o a la derecha. Segundo, porque tenemos un planteamiento de salida de la situaciĂłn en que se encuentra el PerĂş; que hoy puede tener diversos nombres como cambio de modelo o nueva constituciĂłn, pero que se va decantando conforme el tiempo avanza y que estamos obligados, si queremos ser parte de las elecciones de 2021, a llevar adelante.
Por último, el problema del reloj despertador. Parece, digo, que algunos dirigentes de izquierda se han quedado dormidos o quizás, mejor, están durmiendo siesta. Hay necesidad entonces de una chanchita para comprarles un reloj despertador. Digo esto porque la toma hostil va a necesitar agilidad de los que se la propongan y es mejor estar bien despierto para ello. Entonces, hay que moverse. Nada más y nada menos.
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