El coronavirus, paradójicamente, le brindó un momento de descanso y salud al planeta. Mientras la pandemia avanzaba, la naturaleza tomó un respiro con el confinamiento de las personas y el cierre de las actividades industriales. Calles desérticas y zonas comerciales cerradas eran paisajes que se repetían en diferentes partes del mundo.
Diferentes estudios mostraban cifras alentadoras de la reducción del dióxido de carbono (CO2) y otros gases causantes del calentamiento global. Se estima que las emisiones se redujeron entre un 10% y 30% al paralizar la producción industrial y disminuir el transporte, lo que se tradujo en menos contaminación, ríos más limpios, cielos más claros y la recuperación de espacios por los animales.
Los cambios nunca fueron así de drásticos. La contaminación atmosférica descendió a nivel mundial y nuestro país experimentó también ese cambio. Las estimaciones hechas por el Ministerio…
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