Estas son las imágenes que registró nuestro lente, en los primeros días de cuarentena. Era una Arequipa que había recuperado una serena belleza y cuyos muros silenciosos expresan preocupación y soledad. Calles y plazas céntricas, lucían un aspecto espectral que, esperábamos, fueran el preludio para días mejores. Guardándonos en casa, como protección propia y ajena, en libertad y fraternidad, entre todos y para todos.
Con el paso de las semanas, esas imágenes y esos sentimientos quedaron atrás. Las calles, otra vez son escenario de lagunas de las peores manifestaciones del ser humano, aunque también hay gestos de solidaridad y entrega a los demás. Es de esperar que con el paso de las semanas, esas imágenes y esos sentimientos quedaron atrás.
Las calles, otra vez son escenario de tumultos, egoísmo y otras manifestaciones del ser humano que no son motivo de orgullo, aunque también hay gestos de solidaridad y entrega a los demás. Es de esperar que cuando todo pase…
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