Acuerdo de EscazĂș: cuando la Confiep decide sobre tus derechos

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«Quiero solicitarles, desde la posiciĂłn del empresariado que estĂĄ presente en Confiep, la no ratificaciĂłn de este Acuerdo de EscazĂș», sentenciĂł el miĂ©rcoles la señora MarĂ­a Ysabel LeĂłn, presidenta de CONFIEP. Fue ante la comisiĂłn de Relaciones Exteriores del Congreso, lo cual bastĂł para que ayer, el presidente de dicha comisiĂłn, el fujimorista Gilmer Trujillo, dĂ© por concluido el debate sobre este tema; señalando que no se aprobarĂĄ “por una amplia mayorĂ­a” dicho instrumento legal referido a derechos ambientales y derechos humanos . 

El Acuerdo de EscazĂș, para quienes no lo saben, es un acuerdo regional propuesto y elaborado por varios paĂ­ses de LatinoamĂ©rica, entre ellos el PerĂș; que tenĂ­an interĂ©s en mejorar estĂĄndares ambientales. No solo por los conflictos socio ambientales que venĂ­an incrementĂĄndose en la regiĂłn, sino porque muchos de estos paĂ­ses aspiran entrar a la OCDE (OrganizaciĂłn para la CooperaciĂłn y el Desarrollo EconĂłmicos), organismo que brinda beneficios de preferencia econĂłmica para los Estados, y que recomienda estĂĄndares para garantizar una economĂ­a responsable.  

Este acuerdo versa sobre tres materias concretas, mejorar el acceso a la informaciĂłn del ciudadano en materia ambiental; participaciĂłn ciudadana en estos asuntos; y justicia ambiental, promoviendo en particular la protecciĂłn de los defensores ambientales. Es decir la obligaciĂłn de los Estados de desplegar estrategias para evitar ataques y muertes de personas que se dedican a defender sus territorios o los bienes de la naturaleza.

El PerĂș firmĂł este Acuerdo en el año 2018, y para que entre en vigencia se necesita la ratificaciĂłn del Congreso de la RepĂșblica.  El Acuerdo de EscazĂș ya se encontraba para dictamen en la ComisiĂłn de Relaciones Exteriores; y cuando lo lĂłgico era que este instrumento que reconoce derechos mĂ­nimos para los ciudadanos fuera aprobado sin mayor problema, se produjo la objeciĂłn del gran empresariado liderado por CONFIEP. 

Tal vez porque para ellos el acceso a la informaciĂłn no es un derecho, sino una amenaza para sus inversiones; ya que los obligarĂ­a a transparentar sus implicancias ambientales. QuizĂĄ porque para los titulares de los megaproyectos la participaciĂłn ciudadana es una afrenta, pues en este paĂ­s el ciudadano tradicionalmente estĂĄ al margen de las decisiones que se toman –a puerta cerrada- entre grandes empresas y gobierno; y, porque para la CONFIEP el tĂ©rmino defensores ambientales sencillamente no existe. Lo que hay, desde su punto de vista, son “ciudadanos de segunda clase”, ignorantes, radicales o anti desarrollo, a quienes no les corresponde justicia sino persecuciĂłn. 

En suma, para el gran empresariado de este paĂ­s, los derechos de la gente estĂĄn supeditados a los negocios; y eso los hace relativos, y solo son posibles en tanto no le afecten sus intereses.  AsĂ­ lo asumen, y asĂ­ logran imponerlo como postura entre quienes representan al Estado.  Un ejemplo es el planteamiento del parlamentario Gilmer Trujillo antes citado, quien textualmente afirma que “hay que defender los derechos pero solo de manera regular; no como la CIDH que son pro derechos ambientalistas y pro derechos humanos, pero de manera extrema”; es decir que para Ă©l lo mismo que para los grandes empresarios de este paĂ­s, la defensa de los derechos es limitada y no integral.

En un país donde las élites económicas siguen teniendo el poder fåctico, en un país con partidos débiles con representantes que sucumben al poder empresarial; con organizaciones sociales dispersas que tienen poca posibilidad de discutir estas retrógradas y denigrantes narrativas, no resulta difícil que gremios como la CONFIEP decidan incluso cuåndo se reconocen y respetan los derechos de la población. 

El tema de fondo como lo planea Francisco Durand, es que tenemos una continuidad del modelo económico y seguimos con una política de desregulación; por lo cual las empresas siempre se negarån a controles pues significan amenazas para sus inversiones.  El Estado garante de derechos fundamentales en este escenario desaparece; y seguimos tolerando que las decisiones provengan y favorezcan a una minoría privilegiada, aun a costa de derechos båsicos de las mayorías.

En PerĂș se siguen persiguiendo, criminalizando, matando a gente por defender sus territorios. Cuatro defensores han sido asesinados en estos meses de pandemia; pero por supuesto sus vidas, el respeto por la naturaleza, los derechos que hacen posible defender algo tan fundamental como el medio ambiente, no tienen la menor importancia en una repĂșblica donde lo que prima es una dictadura empresarial.

(*) Congresista de la RepĂșblica, publicado en Noticias Ser

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