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Merino no es el problema

Manuel Merino
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Foto: Andina

Como otros ya lo han manifestado, no parece que el grupo que da la cara: Merino, Burga, Valdez, tengan la capacidad para una vacancia largamente procesada y planificada; que no tiene nada que ver con la culpabilidad o no de Martín Vizcarra, asunto del que no trataremos aquí. Está en manos de los fiscales que ya actúan sobre el ciudadano investigado.

Como todos saben, lo que está en disputa, finalmente, es el poder, un poder suficiente que permita a los grupos de interés que permanecen agazapados tras los monigotes que hoy lo ejercen, salvar o potenciar sus negocios. Eso implica romper el principio democrático de equilibrio de poderes. Los grupos mafiosos que han hecho de la política su modo de vida e instrumento para negocios oscuros, necesitan apoderarse del Congreso, el Ejecutivo e incluso de la Justicia, (muchos hermanitos aún ocupan oficinas en el PJ) y pronto a través del Tribunal Constitucional, que se ha convertido, en la práctica, en una instancia judicial más.

¿Y quiénes son esos grupos que persiguen el poder, por las malas o las buenas?: el fujimorismo, el clan de los Acuña y su negocio de universidades de lucro y otros, el clan de los Luna y sus negocios diversificados; y un numerosos de pequeños clubes de la construcción, mineros, madereros y otros con nexos en estos partidos y en un sector de Acción Popular.

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El fujimorismo ha guardado silencio y mantenido perfil bajo, tras haber aprendido la lección al sobreexponer su naturaleza en el Congreso disuelto. Ninguno de sus mastines ha salido a ladrar en el Congreso de Merino, como había ocurrido siempre antes de esa lección. No quieren ser identificados como golpistas, conspiradores, agresivos. Debían esperar a reunir los votos para no desgastarse en balde, y así lo hicieron votando en contra primero y a favor después.

APP fue el principal impulsor de la vacancia de PPK. Junto al fujimorismo esperaban gobernar a través de Martín Vizcarra, como lo demuestran las conversaciones previas. Al no resultar la maniobra, apoyan la vacancia, luego de representar el papel de moderados. Omar Chehade refleja su verdadera vocación y entraña, por más que manden por delante, como rostro amable, a la siempre dispuesta Carmen Omonte.

Los Luna, acorralados por sus delitos, están desesperados. Y maniobran para salvarse o salvar sus rubros de negocio. En un segundo plano está UPP, con el interés de liberar a Antauro Humala y acrecentar su presencia parlamentaria, para lo que no dudan en usar a gente como Alarcón y negociar, a través de Vega, con los hermanitos, Camayo y Becerril, entre otros. Además, el sector más recalcitrante de la CONFIEP y sus voceros, siempre detrás del poder político apoyando campañas. E

Desempeñando el papel de tontos útiles están, como siempre, los sectores recalcitrantes de la izquierda intonsa en el Perú: el Frente Amplio, el Frepap que busca posicionarse para mantener una cuota de poder, solo Dios sabe con qué fines; y algunos extraviados de Somos Perú.

Así pues, el Perú (Ejecutivo, Congreso y pronto el TC) está en manos de una mafia avezada; y un coro de grupos de interés que apoyan esta toma de poder para sus fines. Lo que no saben, ni siquiera ellos, es qué pasará cuando haya que repartir la torta (en las próximas elecciones esperan hacerse de Congreso y Ejecutivo y para eso necesitan controlarlas).

Dudo mucho que mantengan el consenso obtenido para echar abajo el último obstáculo que impedía que los bandidos tomen el poder. El resultado es el mismo, tanto si Vizcarra es otro bandido o no, o qué tan bandido es. Así pues, el problema no es Manuel Merino, quien apenas llega a la calidad de instrumento.

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