El 23 de marzo del 2001 se publicĆ³ la ediciĆ³n NĀ° 42 del semanario El BĆŗho, donde se analizĆ³ la problemĆ”tica de las torrenteras y el alcantarillado pluvial, que cada aƱo en Ć©pocas de lluvia, colapsan en Arequipa. Una situaciĆ³n que hasta nuestros dĆas, 20 aƱos despuĆ©s, no ha cambiado mucho.
Una vez mas la Ć©poca de lluvias encontrĆ³ una ciudad con alcantarillas tapadas por falta de mantenimiento, torrenteras abandonadas con acumulaciĆ³n de basura y cauces cada vez mĆ”s estrechos. Y ahora, con dos nuevos sistemas de alcantarillado pluvial, que si bien han disminuido los problemas de escurrimiento en las calles y avenidas adyacentes hacia aguas abajo; son ‘soluciones parche’ que no arreglan completamente el problema del desborde e inundaciones en sus zonas aledaƱas, ni pueden ser modelo de soluciĆ³n para otros distritos.
La ciudad de Arequipa se encuentra vinculada en forma estrecha a los volcanes Chachani y Misti, sin embargo esta relaciĆ³n representa riesgos, mĆ”s que beneficios para la poblaciĆ³n y Ć”reas de cultivo asentadas en las zonas bajas o estribaciones de estos volcanes.
A los que hemos tenido la oportunidad de ver un plano topogrĆ”fico de la ciudad, incluyendo sus volcanes mĆ”s cercanos, nos llama la atenciĆ³n el hecho de cĆ³mo un sinnĆŗmero de quebradas bajan desde las laderas de estos volcanes hacia el corazĆ³n de la ciudad; para luego descender desde los 4000 msnm y recorrer 15 Km, en promedio, desaparecen en la misma ciudad o sus cauces han sido convertidos en simples canales revestidos de 5 x 3 m.
Crecimiento demogrƔfico de Arequipa
La ciudad cada vez ocupa mĆ”s espacio, los terrenos de cultivo se reemplazan por nuevas urbanizaciones, las laderas de los cerros por pueblos jĆ³venes y los lechos de quebradas ocupados, sino por asentamientos humanos, por canchas de fĆŗtbol; Ć©stos son sĆ³lo algunos resultados del inevitable crecimiento urbano en bĆŗsqueda del desarrollo; sin embargo, cada aƱo la naturaleza nos demuestra, con el surgimiento de los problemas de inundaciones y desbordes provenientes de las torrenteras, que hay un crecimiento urbano sin planificaciĆ³n.
Las torrenteras son los colectores naturales del agua de las lluvias y anualmente causa estragos por falta de medidas para su conservaciĆ³n; o porque intencionalmente alteramos su comportamiento, obstruyendo sus cauces, desviando sus cursos, incrementando su caudal o simplemente haciĆ©ndolas “desaparecer” en la ciudad.
Anualmente se invierten millones cuando, antes de la temporada de lluvias, y a pedido de pobladores que han ocupado y degradado los lechos de torrenteras; los municipios emprenden con bombos y platillos el mantenimiento de las mismas, pero sĆ³lo en cuanto a su limpieza con la recolecciĆ³n de basura. Y sĆ³lo en partes cercanas a la ciudad, omitiendo por desconocimiento, cuando no por ignorancia, las partes altas donde los lechos de las torrenteras. Estas se han convertido canteras de materiales de construcciĆ³n o rellenos sanitarios de basura y escombros.
Elementos que inevitablemente serĆ”n arrastrados por la misma naturaleza en la puerta de pobladores y autoridades que permiten el uso de cauces para estos fines; quienes luego de los desbordes e inundaciones clamarĆ”n por apoyo y declaratorias de emergencia. LimpiarĆ”n las casas, calles y avenidas afectadas, colocando escombros, basuras y todo material dejado por las torrenteras; otra vez en el cauce de las mismas o, inteligentemente, en los cauces de otras quebradas, cuando no en el cauce del rĆo Chili. AsĆ, en la prĆ³xima lluvia ya no se tenga solo algunas zonas afectadas sino muchas zonas afectadas.
Inversiones en construcciĆ³n
Tampoco debemos perder de vista las inversiones que se hacen para integrar a Arequipa, mediante la construcciĆ³n de puentes sobre torrenteras; los mismo que por mal dimensionamiento e inadecuado diseƱo para el discurrir de las aguas, provocan el desbordamiento e inundaciĆ³n de las zonas aledaƱas. Y la pĆ©rdida misma de la inversiĆ³n por la destrucciĆ³n de los puentes.
Urge pues que nuestras autoridades locales se decidan a buscar una soluciĆ³n integral al problema de las torrenteras, y al del drenaje pluvial; con soluciones que van mĆ”s allĆ” de la construcciĆ³n de un alcantarillado pluvial o la canalizaciĆ³n de las torrenteras. Obras de presupuestos muy altos, comparados con otras soluciones de costo relativamente bajo.
Antes de caer en la tentaciĆ³n inmediata y fĆ”cil de reconstruir o construir colosales obras, tentaciĆ³n a la que nuestro alcalde es muy proclive; es necesario se planifique en forma adecuada y seria el crecimiento urbano. Evitar la degradaciĆ³n de las partes altas de la ciudad y de los lechos de las quebradas y torrenteras ubicadas en dichas zonas.
Es necesario incorporar en los planes de Desarrollo Municipal una polĆtica especĆfica para el manejo de las cuencas y el control de las torrenteras; desarrollando una reglamentaciĆ³n que norme el uso del suelo, en las zonas adyacentes a las torrenteras y del lecho mismo, en Arequipa. Es necesario dictar normas que preserven el sistema hĆdrico actual, determinen, luego de estudios hidrĆ”ulicos, anchos mĆnimos de los cauces y sus zonas de inundaciĆ³n; para sobre la base de estos datos, delimitar y recuperar los cauces e iniciar las obras de reconstrucciĆ³n de muros y puentes destruidos. TambiĆ©n se requiere se dicten normas y planifique el mantenimiento continuo de las torrenteras, desde sus orĆgenes, hasta su confluencia o desembocadura en el rĆo.
En nuestra ciudad existen los medios, profesionales y tƩcnicos que pueden ejecutar en plazos muy cortos los planes de desarrollo urbano y los estudios hidrƔulicos propuestos; solo hace falta entonces que nuestras autoridades se decidan a encarar la problemƔtica. Hay que buscar soluciones integrales que eviten en el futuro las desgracias que aƱo tras aƱo afligen a los pobladores de la ciudad; como consecuencia de las lluvias y desbordes e inundaciones de las torrenteras.
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