#Hace20Años Más transparencia: Toledo y su oportunidad de descorrer el velo

Luego de la elección presidencial en que Alejandro Toledo venció a Alan García, se pusieron en blanco y negro todas las expectativas y demandas que su gobierno debía atender

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El 8 de junio del 2001 se publicó la edición N° 50 del semanario El Búho. Aquí se analiza los principales puntos en los que el gobierno del recién electo presidente Alejandro Toledo, debía tener como prioridad para un gobierno democrático de gestión eficiente.

#Hace20Años Más transparencia: Toledo y su oportunidad de descorrer el velo

NOTA ORIGINAL

El presidente electo hará muy bien al no vivir en Palacio. Este gesto debe ser un símbolo para recordar siempre que ya no gobiernan reyes, incas, ni emperadores y que el único soberano, aunque pobrísimo y abandonado a su suerte, es el pueblo peruano. Aquí nos permitimos sugerir puntos clave para que la lucha contra la dictadura, sea coronada con una gestión verdaderamente democrática.

Sin duda, Alejandro Toledo se convertirá en un exalumno prominente de Harvard. Esta universidad norteamericana se ha encargado de colocar en puestos claves de la economía y de la política mundial a muchos de sus alumnos. Con rango presidencial a varios; el salvadoreño Flores, títere del capital español. El mexicano Fox, quien a casi medio año de gobierno está recién tomando en cuenta la enorme diferencia que media entre ser el presidente de la Coca Cola y presidente del país de Pancho Villa y Emiliano Zapato, tan vivo éste, últimamente.

El expresidente boliviano Sánchez de Lozada, quien terminó de hacer el negocio de su vida privatizando las minas altiplánicas, también se cuenta entre los pupilos harvardíanos. Alejandro Toledo, durante su campaña, sin embargo se ha cuidado de tener otro tipo de referencias sobre la cultura estadounidense. Sus alusiones a Martín Luther Kíng y la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos, han sido casi un lugar común en sus declaraciones a la prensa gringa. Es momento entonces que asuma un lema de la política Norteamérica, muy común durante la juventud del mandatario electo. Y es la frase de J. F, Kennedy: “No preguntes qué puedo hacer por ti, pregunta más bien que puedes hacer por tu país”.

En el siglo XXI democracia no puede ser sólo elegir a los parlamentarios y elegir al presidente. Democracia es hacer que todos se sientan realizando política, que todos asuman sus responsabilidades, pero que también todos gocemos de los frutos de nuestra responsabilidad. Democracia es el poder fundido y difundido en todo el pueblo. Y el poder no es otra cosa, hoy en día, que la información. Los Bancos; las corporaciones como Telefónica y otras; Baruch Ivcher y otros broadcasters o dueños de medios de prensa, no son poderosos porque tengan dinero. Son poderosos porque controlan la información. Y la gran batalla por la democracia en la etapa post Fujimori, es la batalla por la información.

Transparencia administrativa con Toledo

Toda la información pública debe estar sujeta al ojo público. Alejandro Toledo, en numerosas oportunidades se ha referido al mundo contemporáneo como el espacio en donde se manifiesta la “cultura de la CNN, la cultura de Internet”. Pues bien, el correlato democrático a la resistencia que echó una dictadura y puso al electo presidente donde está es disponer que toda la información pública se cuelgue en la red. Toda licitación, todo contrato, cualquier deliberación ridícula o importante debe ser puesta en la red.

Los papeles de la deuda

El Estado debe poner en la red todos los papeles de la deuda; sus valores; quienes los firmaron; dónde están; en manos de qué bancos de inversiones y en manos de qué especuladores transitan.

Toda la estructura histórica y documentada de la deuda externa debe ser pública. A miles de estudiantes de economía de las universidades peruanas, esta información les va a resultar trascendental para el entendimiento del perfil, naturaleza y futuro de su carrera. En vez de perder el tiempo recurriendo a monografías estériles y sacando copias a textos vetustos, esta información será el mejor material de su carrera profesional.

Racionalización de la administración pública y privada con Toledo

Durante la década fujimorista, los peruanos, bien como usuarios de servicios o bien como asalariados de empresas de servicios hemos sido víctimas de una mal entendida racionalización cuyo único objetivo fue despedir miles de trabajadores y reducir costos, cargando el número de actividades laborales realizadas, por ejecutante.

Se tomaron, por ejemplo, los famosos “índices de productividad”. Si en una oficina. 6 empleados atendían a 300 personas; lograr que sólo 3 empleados hagan los mismo, era haber alcanzado una meta de productividad. Esto se ha aplicado en todo, desde la administración de justicia hasta, sin ir muy lejos, en la seguridad social, en donde se mide la productividad laboral del mismo modo; si antes tres enfermeras tenían que poner inyecciones a un número determinado de pacientes, pues ahora una sola tiene que hacerse cargo de la misma carga laboral.

Estos “logros” administrativos son una vergüenza para nuestra condición humana y deben ser puestos al alcance de la opinión pública; toda esta información debe estar en la red y convertirse en materia de debate público. Los usuarios y consumidores no estamos pintados y tenemos el derecho de saber cómo se diseña la oferta y calidad de los servicios que se nos presta.

Tarifas públicas en gobierno de Toledo

Los organismos encargados de “regular” las tarifas públicas con las diversas empresas privadas prestadoras de estos servicios, deben tener reuniones públicas; todo lo que se debata debe ser televisado y toda la información documentaria que sirve de base para estas negociaciones debe estar colgada en la red.

Si no hay nada que “ocultar”, ni negociaciones debajo de la mesa, no hay mejor garantía para evitar actos de corrupción que hacerlo público, de ser posible, televisado.

No son necesarias comisiones fiscalizadoras, bastarían ventanas informáticas en tiempo real, para que los usuarios puedan “fiscalizar” los programas de facturación; por ejemplo en Telefónica, los Bancos, luz y agua. Si todas es-tas empresas no hacen fraude electrónico, no deben temer “abrir” sus métodos de facturación, no a comisiones de cuatro gatos, de los cuales los pentanos tenemos obligación cívica de desconfiar, sino a todos los usuarios, a través de ventanas informáticas de libre acceso.

El fraude educativo y académico

Durante la década fujimorista no sólo se inflaron los índices del PBI, sino, lo peor y cuyos efectos recién empezaremos a ver en la próxima década, se inflaron los índices de suficiencia académica; no sólo en el nivel primario, secundario sino especialmente en el universitario. La mayor parte de las universidades del país han entrado en alocada competencia con la famosa universidad del jirón Azángaro; entre ésta y las demás, cada cual se esmera en ofrecer más títulos, post grados. y doctorados en cualquier profesión.

El Perú, durante Fujimori se ha convenido en un mega país de profesionales pomposamente cualificados, cuya supuesta competencia es negada rotundamente por la realidad desastrosa del país. La universidad peruana y su academicismo son casi una parodia del tango argentino “Cambalache”, donde cualquiera es un doctor, cualquiera un magíster. A tal punto que, con 2 ó 3 excepciones, el haber sufrido una carrera profesional en cualquier universidad peruana, ya no tiene ningún valor en el mercado profesional; ni siquiera en el mercado peruano.

Por eso, así como las universidades se prodigan en ofrecer pompa académica, con la misma celeridad y con el mismo empuje deben asumir las negligencias de sus profesionales. Si de botón. vale una muestra, no está demás recordar que el presidente de la Asamblea Nacional de Rectores fue nada menos que Alberto Fujimori.

Las universidades peruanas deben asumir sus responsabilidades y asumir un compromiso con los universitarios, garantizándoles de alguna forma una expectativa laboral; o en caso contrario indicar a los alumnos que no existirán plazas de trabajo para las profesiones que han elegido y que, en todo caso, se traslada la responsabilidad por estudios inconducentes a los propios estudiantes que deberán firmar un documento que exculpe de responsabilidades a las autoridades universitarias.

No se necesitan autoridades universitarias comprometidas en el gasto del presupuesto, sino comprometidas con el país. Y no hay compromiso sin responsabilidad. Igualmente, se deben establecer responsabilidades y metas mínimas en los niveles primarios y secundario.

La Comisión de la Verdad

Sus objetivos deben ser expandidos, no sólo al tema de violación de derechos humanos en el terreno de la lucha militar frente a la subversión. Esta ha sido una parte dolorosa de nuestra historia y debe ser investigada en profundidad; pero la verdad no puede estar solo a disposición de una comisión. Los peruanos también tenemos derecho a ver los videos de los juicios e interrogatorios hechos a Guzmán, Polay y otros; qué negociaciones se dieron si las hubieron, y qué actos son imputables a unos, cuáles a otros, y cuáles al Estado.

Pero todo esto sólo forma parte del aspecto duro de la dictadura. Sin embargo mucho ayudarla a la autoestima de miles de desheredados en este país que la Comisión de la Verdad se ampliara a todos los abusos que el Estado y las empresas privadas en connivencia con el poder han cometido contra el pueblo peruano.

Suspender toda subvención a la cultura chicha

La cultura chicha esa la dictadora como el agua es a la planta. Confiarnos en que la parlamentaria aymara Paulina Arpasi logre el retiro de programas chichas y denigrantes de la mujer andina peruana, como aquellos de “la chola Chabuca”, “La chola jacinta”. etc. Y el Ministerio de la Mujer retire programas que denigran a la familia peruana y promueven el maltrato de las mujeres y los embarazos irresponsables, como es el caso del programa de Laura Bozo y la mayoría de Talk Shows.

Alejandro Toledo debe recordar su promesa de luchar contra la televisión y prensa basura. El Perú jamás llegará a gozar de una democracia mientras existan programas de televisión en los cuales los espectadores no tengamos arte ni parte; ni ningún control sobre el contenido de su programación. Ni tampoco llegaremos a gozar de una democracia, no ideal, sino funcional por lo menos, mientras en la calle se oferten “a precio huevo” periódicos como El Chino, La Chuchi, Ajá, El Bocón, El Jetón, El Popular y tantos otros que gozan de publicidad estatal. Seguir subvencionando la presencia de estos instrumentos de la reducción intelectual tiene, para el espíritu de los peruanos, los mismas efectos que promover entre los jóvenes el consumo de alcohol marca “huacho”.

Más información

Alejandro Toledo ha llegado donde ha llegado porque es un cholo informado; las mismas oportunidades que él ha tenido debe “devolverlas” a millones de peruanos indígenas e indigentes. Lo ha ofrecido, devolver lo que la vida le ha dado, pero ya no como producto del azar; sino como producto de la voluntad presidencial y de su compromiso con los pobres.

Los antiguos militantes corruptos del PRI en México se decían entre ellos. “pos cuate, no me des dinero, ponme en un cargo donde haya dinero”; parafraseando para bien, los peruanos podríamos decirle a Alejandro Toledo: “Ya pue, cholo, no nos des poder, danos información y ya nosotros sabremos que hacer”.

Mesas contra la pobreza y contra la corrupción

Manuel Scorza nos había alertado ya desde el siglo pasado que el Perú era el país de las primeras piedras y de las comisiones investigadoras. Ahora hemos cambiado las primeras piedras por las mesas; y los comisionados, casi siguen siendo los mismos. Es una forma para muchos burócratas, de reciclarse laboralmente y de recibir en pago algunos favores.

No está mal la intención, pero ya no estamos para mesas ni para comisiones, hay que airear verdades y sacar las mesas al patio informático. Así como las bacterias pululan debajo de las alfombras y en las opacidades de los muebles, así la corrupción vive debajo de todas las mesas y de todas las comisiones a puerta cerrada. La corrupción en el país sólo tiene una forma de ser combatida y no es otra que exponerla a la luz del patio democrático. La corrupción es vampiresca, basta aplicarle la cruz de la transparencia y enfocarte directo al corazón el madero y la haz de la información.

Si la mayor parte de estas propuestas se cumplen, habida cuenta que ni siquiera representan mayor gasto presupuestario, no duden los peruposibilistas y todos aquellos que votaron por Alejandro Toledo; que el Perú, no solamente habrá votado por el cambio, sino ya estará viviendo el cambio.

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