Eran las 15:33 horas del sábado 23 de junio de 2001, cuando ocurrió uno de los terremotos más devastadores que sufrió Arequipa y el sur del Perú. Según el Instituto Geofísico del Perú (IGP) el movimiento tuvo una magnitud momento de 8.4 grados, costando la vida de 83 personas, además de 2 mil 812 heridos, 66 desaparecidos y millones de pérdidas materiales. El recuerdo de ese fatídico día, sigue vivo, 20 años después.
El epicentro del sismo fue a 82 kilómetros del distrito de Ocoña en Camaná, pero afectó también a las regiones de Moquegua, Tacna y parte de Ayacucho. Incluso fue percibido en Iquique (Chile), La Paz (Bolivia) y Lima.
Viviendas, monumentos y templos quedaron en ruinas, edificios y plazas con daños permanentes, y las fotos de las torres destrozadas de la catedral, dieron la vuelta al mundo.
Según el informe de la Oficina General de Defensa Nacional del Ministerio de Salud (2005), se reportó la desaparición de 66 víctimas, 83 muertos, 2 mil 812 heridos, 22 mil 052 casas destruidas y 35 mil 576 viviendas dañadas. El gobierno estimó en 500 millones de dólares los costos de recuperación.
La tierra siguió temblando
En las primeras 24 horas, luego del terremoto, se produjeron 123 réplicas. En los 30 días siguientes hubo 1200 sismos con magnitudes 2 y 5 en la escala de Ritcher. El 5 de julio, un sismo de magnitud 5.2 con epicentro en Ocoña, dos días después otro de 5,5 grados.
En su momento, algunas comunidades quedaron aisladas, debido al deslizamiento de cerros ocasionando interrupciones en las vías de comunicación. Durante los primeros días, se interrumpieron los servicios básicos de agua y luz.
El tsunami
Aproximadamente 15 minutos después del sismo, ocurrió un tsunami que azotó las costas de Ocoña, Camaná, Quilca y Matarani. Sus olas alcanzaron 7 metros de altura, golpeando con violencia 23 kilómetros de las costas Camaná, la más afectada, y penetrando más de un kilómetro tierra adentro. Este desastre fue el que más vidas cobró, responsable del 30% de muertos y del 92% de desaparecidos del total, además de ocasionar severos daños materiales.
Más de 2000 casas del balneario sureño de La Punta, en Camaná quedaron destruidas. Sobre esto, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), estimó que, si el tsunami hubiese ocurrido en marea alta y en verano, época donde se congregan mayor número de veraneantes, las consecuencias hubiesen sido devastadoras.
Arequipa no está lista para un terremoto
Arequipa es una zona altamente sísmica, debido a la presencia de importantes sistemas de fallas geológicas, incluso en 2018, pidieron declarar a la región como Zona Sísmica en Alerta Permanente.
Han pasado 20 años desde aquel terremoto, sin embargo, la población ha hecho oídos sordos ante advertencias de especialistas. Según el sismólogo Victor Aguilar Puruguaya, ha habido un desordenado crecimiento de la población en Arequipa, producto de las invasiones y la construcción de casas en zonas donde no hay estudios de suelos.
“Hay casas en los cerros y quebradas, todo el Cono Norte, Chiguata y Yarabamba ha crecido bastante. Todas esas casas, van a ser destruidas de ocurrir un desastre. Los estudios de suelos no son costosos, solo es cuestión de decisión por parte de las autoridades”.
Victor Aguilar Puruguaya, sismólogo de la Universidad Nacional de San Agustín
Asimismo, diversos especialistas, han advertido sobre el prolongado silencio sísmico; a pesar de las consecuencias mencionadas en esta nota, todavía no somos víctimas de un terremoto de gran magnitud que ocurren cada 100 años aproximadamente.
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