Para comprender las causas del conflicto entre La Marina y Béjar, es preciso situarlo en la perspectiva del reciente proceso electoral; y considerarlo como lo que es en realidad: un conflicto más profundo que viene desde la fundación de la República.
Veamos cĂłmo ha tenido lugar este proceso.
Largada la campaña electoral a comienzos de 2021, la oligarquĂa blanca limeña, segura de la adhesiĂłn incondicional de casi toda la mediana y la pequeña burguesĂa y del electorado popular al podĂan controlar con sus tĂ©cnicas de alienaciĂłn mediática, comisionĂł a tres de sus aventureros para tentar la presidencia de la RepĂşblica y apoyĂł a otros, por sĂ acaso llegaban a tener alguna opciĂłn. Cada uno de ellos fue acompañado por sus listas de candidatos a representantes al Congreso. En el lado opuesto, competĂan la candidata de izquierda VerĂłnica Mendoza y su corte de profesionales de la pequeña burguesĂa, sobre todo de Lima, y el partido provinciano PerĂş Libre y su candidato Pedro Castillo, a los que las encuestas no concedĂan ninguna posibilidad.
Efectuadas las elecciones, el resultado colmĂł de sorpresa, cĂłlera y pánico a la oligarquĂa: llegĂł a la meta en primer lugar con el 19.07% de los votos válidos el candidato Pedro Castillo, y el partido PerĂş Libre obtuvo 37 representantes al Congreso de los 130 que componen este poder del Estado. En segundo lugar llegĂł la candidata de la dinastĂa de la corrupciĂłn con el 13.37% y su partido colocĂł a 24 representantes en el Congreso. Siguieron los otros candidatos financiados por el poder empresarial. En total la derecha obtuvo 85 representantes de 6 agrupaciones, con lo cual se hizo del control del Poder Legislativo. La agrupaciĂłn de VerĂłnica Mendoza sĂłlo alcanzĂł 5 representantes y el Partido Morado de centro 3.
ÂżCĂłmo habĂa sido posible el Ă©xito de PerĂş Libre y Pedro Castillo?
Fue un proceso de despertar de la conciencia polĂtica de la parte del electorado que les dio su voto y confiĂł en ellos.
Comenzada la carrera para la segunda vuelta, este proceso tenĂa que ir in crescendo para superar el 50% de los votos válidos a su favor, es decir lograr, por lo menos, el 31% más de votos en relaciĂłn a lo que habĂan obtenido en la primera vuelta. Y los obtuvieron. ÂżCĂłmo? HaciĂ©ndole comprender al electorado popular, que no habĂa votado por Ă©l en la primera vuelta, que Pedro Castillo, el hombre del sombrero campesino, era el candidato del pueblo y de sus intereses y aspiraciones. Él, su partido PerĂş Libre y sus asesores se empeñaron en esta tarea didáctica, facilitada por el proceso electoral, pero combatidos ferozmente por los medios y grupos del poder econĂłmico.
Pedro Castillo obtuvo, finalmente, la presidencia de la RepĂşblica luego de un conteo de votos que tratĂł de ser torpedeado por la candidata procesada por corrupciĂłn, sus mecenas, abogados y opinĂłlogos de la prensa, radio y TV.
Para la derecha, furiosa porque perdĂa el control del Poder Ejecutivo que siempre habĂa dominado, la guerra tenĂa que continuar, y desplazĂł sus efectivos bĂ©licos: su mayorĂa en el Congreso, el poder mediático, ciertos jueces y fiscales y algunos polĂticos, incluidos varios pretendidamente izquierdistas, impartiĂ©ndoles objetivos precisos.
Los ataques contra Pedro Castillo arreciaron antes de que asumiera el mando. Han censurado todo lo que ha hecho y hasta cómo viste. Le han negado la facultad de nombrar a sus ministros, exigiéndole, en el fondo, que recabe la autorización del poder económico; y han vilipendiado a los ministros nombrados por su origen andino, rasgos mestizos y formación profesional. Luego, sus huestes parlamentarias se lanzaron con todo desparpajo a organizar la censura sin causa de algunos ministros y a planear la vacancia del presidente.
Lo que ha sucedido con el exministro de Relaciones Exteriores HĂ©ctor BĂ©jar es una escaramuza en esta guerra de la derecha. Examinaron su pasado hasta que encontraron ciertas afirmaciones sobre el terrorismo y la Marina de Guerra que Ă©l habĂa hecho hace muchos meses como parte de sus investigaciones sobre la historia del PerĂş. Y las reprodujeron en un programa de la TV. SiguiĂł un comunicado de protesta pĂşblico del comando de la Marina, basándose en el cual la derecha continuĂł su ataque al gobierno.
El desenlace de este incidente fue la renuncia de BĂ©jar al cargo de ministro.
En esto hay algunos hechos que deben ser destacados.
Primero, el comando de la Marina no tiene la facultad de emitir comunicados polĂticos. “Las Fuerzas Armadas y la PolicĂa Nacional no son deliberantes. Están subordinadas al poder constitucional.” (ConstituciĂłn, art. 169Âş). “El Presidente de la RepĂşblica es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y de la PolicĂa Nacional.” (ConstituciĂłn, art. 167Âş). Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la PolicĂa Nacional son empleados de la sociedad, representada por el Estado, contratados, vĂa el nombramiento, para el cumplimiento de las funciones señaladas en la ConstituciĂłn que fija las condiciones de su empleo. Si alguno de ellos quisiera opinar como ciudadano tendrĂa que pasar al retiro y convertirse en civil.
En consecuencia, si los integrantes del comando de la Marina de Guerra se hubieran sentido incĂłmodos por las expresiones de BĂ©jar, a lo sumo podrĂan haber hecho conocer su punto de vista a sus superiores por la vĂa regular; y no incurrir en una infracciĂłn que debe ser investigada y sancionada. ÂżDirán algo de esto los parlamentarios de la derecha?
Segundo, el comando de la Marina de Guerra en su reclamaciĂłn interna, si la hubiera formulado, debĂa haber probado, como fundamento de ella, que los hechos histĂłricos a los cuales se habĂa referido HĂ©ctor BĂ©jar no habĂan sucedido o habĂan ocurrido de otro modo. El efecto contraproducente de su reacciĂłn ha sido volver a sacar a la luz la intervenciĂłn de varios de sus miembros en hechos reprobables; algunos de los cuales han dado lugar a sentencias condenatorias que no son un motivo de orgullo para la Marina. Una victoria a lo Pirro se dirĂa.
Tercero, BĂ©jar no hizo las afirmaciones sobre la Marina durante su gestiĂłn como ministro y, por lo tanto, no podĂa cuestionarsele por ellas. “Los ministros son responsables por sus propios actos y por los actos presidenciales que refrenden.” (ConstituciĂłn, artĂculo 128Âş). Para ser responsable, en este caso, hay que ser ministro cuando el acto supuestamente cuestionable se produce. ÂżLo saben los parlamentarios de la derecha?
Cuarto, HĂ©ctor BĂ©jar es un intelectual y profesor universitario con muchos quilates de visiĂłn histĂłrica y moral. Desde que ingresĂł a la Universidad de San Marcos, en 1953, a los 17 años, ha dedicado su vida a la causa de los oprimidos, explotados y discriminados de nuestro paĂs sin buscar nada material para sĂ y llevado sĂłlo por su idealismo. Para las mujeres y hombres del pueblo a quienes ofrendaron su pensamiento y acciĂłn debe de ser un honor tenerlo como ministro de Estado.
Quinto, de una manera u otra, la reacción de cierta opinión pública, incluida la de izquierdistas de salón y ermitaños, fue reprobar a Pedro Castillo; pedirle o insinuarle que se someta o manifestar que se cambie todo ya, una manera disimulada o tonta de ponerse al servicio de la derecha.
En cambio, para Pedro Castillo y PerĂş Libre, el debate polĂtico y la relaciĂłn de los poderes Ejecutivo y Legislativo no son una guerra; puesto que, como lo han dicho, ni el Presidente de la RepĂşblica ni los parlamentarios son elegidos para la confrontaciĂłn, sino para cumplir las funciones que la ConstituciĂłn les señalan, y servir a nuestro pueblo. Es normal, sin embargo, que si al Presidente, sus ministros y los congresistas de PerĂş Libre los atacan, tengan que defenderse. Su defensa implica fundar sus afirmaciones y actos en las normas constitucionales y legales, informar y educar a las mayorĂas de nuestro pueblo; mostrando los hechos como son para continuar despertando su conciencia social y polĂtica. Y, sobre todo, realizar o proponer formalmente los cambios que nuestro pueblo requiere.
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