Abimael Guzmán no existe más

Un comunicado del Ministerio del Interior fue su obituario y las cenizas de su cuerpo no se las llevó el viento sino la sangre que derramó

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El cabecilla de Sendero Luminoso, Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso (Mollendo, 3 de diciembre de 1934 – Callao, 11 de septiembre de 2021), no existe más y no habrá dónde recordarlo. Su cuerpo fue hecho cenizas y la disposición de las mismas, es un secreto de Estado, por disposición del gobierno actual​.

El también conocido por el nombre de guerra «camarada Gonzalo», fue profesor de Filosofía y terminó siendo un terrorista, fundador y máximo líder del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL). Tenía 86 años y padecía de soriasis, pero fue una neumonía -luego de complicaciones de salud a mediados de julio- la que determinó su muerte. Cumplía una sentencia de cadena perpetua en el Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao. Por sus crímenes de lesa humanidad, diríase mejor de una absoluta impiedad e insanía que acabó con la vida de más de 69 mil peruanos -en mayoría gente humilde-, de acuerdo al informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, elaborado en 2003..

​Sendero Luminoso, un partido comunista revolucionario y grupo armado maoísta, fundado en 1970, dio comienzo al conflicto armado interno (1980-2000). Es considerado una organización terrorista por el Estado peruano.

También es considerada una organización terrorista por el gobierno de Estados Unidos, el gobierno de Canadá y la Unión Europea. Los dos primeros, además, prohíben proveerle de fondos u otro apoyo financiero a este grupo, por parte de los ciudadanos de estos países.

Guzmán, “la bestia enjaulada”

Abimael Guzmán fue capturado el 12 de septiembre de 1992 en una residencia del distrito de Surquillo en la ciudad de Lima. Fue mediante un operativo ejecutado por el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Dirección Nacional contra el Terrorismo (DIRCOTE) comandado por el general Ketín Vidal, de la Policía Nacional peruana.

Los peruanos de ese entonces, niños, jóvenes y adultos jamás olvidarán las imágenes de su caída transmitidas por los canales de televisión. Tampoco las difundidas años antes cuando bailaba feliz el tema “Zorba, el griego” con sus cómplices, alejados, cómo no, del fragor de las balas y los cuerpos destrozados por sus demenciales seguidores. Bailaban, mientras el país se desangraba y vivía en temor, sin luz y mirándose con desconfianza unos a otros; perdiendo miles de millones de soles por la destrucción de torres de energía eléctrica.

También han quedado impregnadas las imágenes del camarada Gonzalo, en una jaula y con un traje a rayas de presidiario. En el pecho decía Perú con el número que se le asignó, el 1509. Como se dijo entonces, parecía una bestia enjaulada, mostrando su cólera por haber sido atrapado y exhibido. Seguro para él, un insulto a su supuesta “inteligencia” y soberbia de saberse “un todopoderoso del terror, la muerte y la destrucción”. Pero viviendo sin mayores riesgos de refriega, siempre oculto y en casas en las que se le rendía pleitesía y procuraba comodidades.

Reiterada sentencia a cadena perpetua

Abimael Guzmán, fue sentenciado por delitos de terrorismo por un tribunal militar a cadena perpetua. Pero esta sentencia fue anulada en 2003 por el Tribunal Constitucional peruano, que consideró inconstitucionales varios decretos presidenciales que autorizaban la ejecución de juicios secretos.

Sin embargo, cuando Guzmán, junto a otros miembros del alto mando de Sendero Luminoso, se encontraba recluido en la base naval de la Marina de Guerra del Perú en Callao, fue sometido a un nuevo proceso judicial. Este transcurrió entre septiembre de 2005 y octubre de 2006, y concluyó con la condena de Abimael Guzmán a cadena perpetua.

Las “ideas” de Guzmán y Sendero Luminoso comenzaban su ocaso, luego de aplicar la violencia malsana contra los campesinos y hasta sus animales; dirigentes sindicales y oficiales que consideraban colaboradores del Estado peruano.

Muerte, cremación y olvido

Abimael Guzmán, el fundador y líder del grupo guerrillero peruano Sendero Luminoso -quien fuera el hombre más buscado de Perú en los años 80 y 90-, murió el sábado 11 de setiembre, en la prisión de máxima seguridad en la que cumplía cadena perpetua desde 1992, según lo informó el propio centro de detención en un comunicado que hizo público el Instituto Nacional Penitenciario de Perú (INPE) en su cuenta de Twitter.

Guzmán falleció a las 6:40 hora local debido por “complicaciones en su estado de salud”. Esto, de acuerdo al Comité Técnico del Centro de Reclusión (CEREC) de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao. Con sus 86 años, su salud había empezado a deteriorarse el 13 de julio. El 20 de ese mes recibió atención geriátrica en un centro de salud, según informó la jefa del INPE, Susana Silva.

El cadáver del genocida lo trasladó un camión de policía –cual carroza fúnebre- hacia la morgue del Callao donde permaneció por doce días. Allí se le asignó el número 326-2021 y se le practicó la necropsia de ley. Así también, exámenes antropológicos, de odontología forense, biología y de ADN. Todos, procedimientos normales, pero se puede suponer también, para que no quede duda de la identidad del asesino.

Un comunicado del Ministerio del Interior fue su obituario

Un comunicado del Mininter, el Nº 05-2021, dio cuenta al país sobre la cremación del cuerpo del genocida Abimael Guzmán Reinoso. “El día 17 de septiembre de 2021, se publicó la ley N.° 31352 que incorpora el artículo 112-A, a la Ley N.° 26842 Ley General de Salud. En la norma se establece el destino de los cadáveres de internos que venían cumpliendo condena por terrorismo y traición a la patria, en su condición de líder, cabecilla o integrante de la cúpula de organizaciones terroristas”, señala.

Precisan que la ley dispone la cremación, previa necropsia. Asimismo, se contempla en el caso del cadáver de un interno que venía cumpliendo condena y cuya entrega, traslado, sepelio o inhumación, ponga en riesgo la seguridad nacional o el orden interno, siendo el Ministerio del Interior y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos los responsables de ejecutar la cremación, en presencia de un representante del Ministerio Público.

“Es por ello que se cumple con informar que hoy 24 de septiembre de 2021, a las 03:20 horas en la sede del Hospital Centro Médico Naval del Callao, se dio inicio a la cremación del cuerpo de Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso, culminando la misma a las 05:30 horas del presente día”, dice el comunicado.

Dispersión de sus restos con tiempo y lugar de naturaleza reservada

Como lo indica la ley, la cremación del cuerpo se realizó en presencia de un representante del Ministerio Público y cumpliendo con todos los protocolos establecidos en la norma.

Se recalca también que el Ministerio del Interior realizó las acciones de apoyo al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos para la dispersión de los restos cremados con tiempo y lugar de naturaleza reservada, tal y como lo indica la ley.

El Ministerio del Interior (Mininter) reafirma su compromiso de actuar siempre bajo el respeto irrestricto de la ley. Así como en favor de la seguridad nacional y orden interno.

Congresistas confirmaron identidad del cadáver

El lunes 13 de setiembre, un grupo de congresistas acudieron al Instituto de Medicina Forense de El Callao donde corroboraron que el cadáver que se encontraba allí correspondía al terrorista Abimael Guzmán Reinoso.

La parlamentaria Gladys Echaíz de Alianza Para el Progreso y presidenta de la Comisión de Justicia del Congreso, informó a la prensa, que el grupo de congresistas que la acompañó, pudo “comprobar que el cadáver corresponde a Guzmán, pese a que aún falta el resultado de la prueba de ADN. Por ello, Echaíz pidió a la población que cesen las especulaciones respecto a la identidad del cadáver”.

Los otros legisladores que acudieron a la Morgue fueron Norma Yarrow (Avanza País) y Martha Moyano (Fuerza Popular). Así también, Alejandro Cavero (Avanza País) y Rosangella Barbarán (Fuerza Popular).

Periodistas estuvieron en necropsia y cremación del cadáver

Asimismo, la corresponsal de la cadena de noticias estadounidense, Jimena de la Quintana, el reportero del diario El Comercio, Ricardo León, y Ángel Páez, jefe de la Unidad de Investigación de La República, fueron los periodistas invitados por el ministro del Interior, Juan Carrasco, para que fueran testigos del último destino de lo que quedaba de Abimael Guzmán Reinoso.

Tal como lo narra Ángel Páez en una crónica que pasará a la historia, “el cadáver Nº 326-2021 comenzó a incinerarse a las 3 y 20 de la mañana de hoy viernes 24 de septiembre. Durante 3 horas el cuerpo Nº 326-2021, que es como los forenses han identificado a los restos mortales de Abimael Guzmán Reinoso, fue consumido por los 1.200 grados centígrados del horno crematorio del Hospital Naval Cirujano Mayor Santiago Távara, ubicado en la avenida Venezuela, en Bellavista, Callao”.

Lo que quedaba del cabecilla terrorista que falleció por enfermedad el sábado 11 de septiembre, en su celda de la Base Naval del Callao, donde cumplía cadena perpetua, terminó como muchas de sus víctimas: devorado por el fuego. Con la diferencia de que los que perdieron la vida a manos de sus violentos seguidores, fueron despedidos y llorados por sus familiares. Durante la cremación, nadie le dedicó una lágrima.

Las cenizas de su cuerpo se las llevó la sangre que derramó

Lo primero que hicieron los forenses fue verificar que el cadáver correspondía a la misma persona cuyo cuerpo levantaron en la Base Naval del Callao. Luego lo sometieron a necropsia en la morgue. En ambos casos, peritos dactilográficos tomaron las huellas del cadáver para comprobar que se trataba del mismo.

A continuación, los técnicos necropsiadores tomaron muestras de piel y de los cabellos de la nuca. Luego voltearon el cuerpo para hacer una incisión profunda en el glúteo derecho de Guzmán, de donde obtuvieron otra muestra de piel.

Las cenizas de Guzmán fueron entregadas a los ministros del Interior, Juan Carrasco, y al de Justicia, Aníbal Torres. Ambos acordaron en un acta que sería un secreto de Estado la disposición de las cenizas. A las 5 y 30 de la mañana acabó la cremación.

“Ni siquiera el presidente Castillo lo sabe”, precisó el ministro Carrasco. “Es mejor, para así evitar que los senderistas conviertan en un lugar de culto y peregrinación el lugar donde terminaron las cenizas de Guzmán”, añadió el ministro Torres.

“Nunca imaginé que estaría aquí presenciando al cadáver de Abimael Guzmán y asegurando que se cumpla con el protocolo para su incineración. Yo siento una sensación de alivio. Ya no será nunca más un problema, pero no debemos dejar de mirar a sus seguidores”, manifestó el ministro de Justicia.

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