Las personas que han nacido en los años del buey se consideran trabajadoras, de confianza, pacientes y muy respetables. Esa descripción solo aplica a la parte de la población peruana que debe aguantar a una clase política ínfima, moral e intelectualmente.
Tras la ajustada elección de una opción de izquierda, cuyo partido enarbola banderas que ondeaban en los años 60, por sobre una opción conservadora mercantilista, ligada a fanatismos religiosos, empresarios lobistas que defienden sus privilegios y perseguidos por la justicia en diversos ámbitos; el panorama se presenta sombrío, tanto para la política, como para la economía.
En 2022, presumiblemente el juego de manos proseguirá entre el Congreso de la República y el Poder Ejecutivo. El presidente Pedro Castillo, abrumado por las consecuencias de sus propios errores que comienzan a mostrar su lado menos inocente, deberá delegar más peso sobre los hombros de la menuda presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez. Con la muñeca que la experiencia como presidenta del Congreso le dejó, ha dribleado el temporal con cierta …
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