Anécdotas históricas: Alejandro y Eduardo López de Romaña

"Alejandro y Eduardo López de Romaña y Alvizuri, cuando sólo tenían 14 y 12 años de edad, fueron enviados por sus acomodados padres a estudiar en un colegio jesuita de Inglaterra"

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En las familias hay hermanos que a sus apellidos, techo y mesa comunes, agregan un compañerismo y amistad que han sido cultivados por sus propias biografías. Uno de estos casos sucedió con Alejandro y Eduardo, primeros de los cinco hijos que tuvieron don Juan Manuel López de Romaña y Fernández de Portu y doña María José Alvizuri y
Bustamante. Alejandro y Eduardo López de Romaña y Alvizuri, cuando sólo tenían 14 y 12 años de edad, fueron enviados por sus acomodados padres a estudiar en un colegio jesuita de Inglaterra. Es de imaginar el compañerismo que desarrollaron estos hermanos, viviendo por alrededor de diez años “exiliados” en Europa.

De regreso a su natal Arequipa y ya en la madurez de sus vidas, tuvieron destacada actuación política. Los hermanos de nuestra anécdota, a fines del siglo XIX, interiorizaban ideas políticas similares; eran civilistas y como el civilismo de esos años se alió al pierolismo que actuaba con el membrete de Partido Demócrata, a su vez, eran pierolistas.

A pesar de esa afinidad política, sin embargo, con el paso del tiempo y por sus distintas personalidades, pueden percibirse algunos matices que los diferenciaban. No obstante que Eduardo fue el primer presidente del Partido Demócrata en Arequipa (hecho que desconocía el mismo Jorge Basadre y hasta los descendientes de Eduardo López de Romaña y que Texao revela en otras páginas de este libro); Alejandro era más bien el que realizaba una “carrera” política destacada: hombre de confianza del Presidente Piérola que gobernó al Perú a fines de siglo. Cuando concluía el período presidencial de don Nicolás, los demócratas buscaban un candidato para sucederle y, luego de barajar algunos nombres, pensaron lógicamente en Alejandro López de Romaña.

Se lo propusieron, pero don Alejandro, con un realismo político notable y un desprendimiento personal no menos remarcable (no olvide usted, caro lector, que una de las más grandes pestes nacionales es el delirio de las apetencias personales); y en vista de considerarse un conservador muy rígido para esos tiempos, declinó la proposición a favor de su hermano Eduardo. Él, si bien había sido Ministro de Fomento de Piérola en 1899, vivía alejado de los círculos de gobierno.

La propuesta de Alejandro tuvo eco. Eduardo López de Romaña y Alvízuri fue el candidato de la alianza cívico – pierolista y, como tal, elegido Presidente del Perú. Y pensar que 38 años antes cuando culminaba sus estudios secundarios en Inglaterra, Eduardo había escrito a su padre que no quería ser abogado…ni Presidente de la República, que quería ser ingeniero. Se le cumplió el deseo y el rechazo: fue el primer ingeniero de nuestra historia que el pueblo eligió como Presidente del Perú.

(En las citas textuales de esta obra se respeta la ortografía de los originales)

Juan Guillermo Carpio Muñoz
Texao. Arequipa y Mostajo. La Historia de un pueblo y un hombre
Tomo III. Pág. 251

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