Cuando la cacerista población de Arequipa se hallaba asediada por las fuerzas militares que envió el gobierno de Iglesias, se corrían rumores que agentes iglesistas, disfrazados de mujeres, se habían infiltrado entre los pobladores para obtener información sobre la organización de la resistencia entre los rebeldes.
En esas circunstancias, el 22 de junio de 1885 por la noche, el peluquero Juan M. Manzaneda fue capturado en una de las calles céntricas de la ciudad, ¡caminando vestido de mujer! y en compañía de Manuel Gamarra Delgado. La policía los redujo a prisión, primero en el cuartel de los Ejercicios y, después, en el de la Maestranza. Sometidos al juzgamiento del caso por el subprefecto, declararon que no estaban comprometidos con algún bando político y que el original paseo lo habían hecho “por divertirse”. Aunque no era carnaval y Manzaneda quiso usar el disfraz para “divertirse”, alguna evidencia debió tener el subprefecto, que los absolvió y dejó en libertad.
Días después del incidente callejero, Gamarra y Manzaneda publicaron un aviso – “Al Público”- en La Bolsa, donde informaban haber sido absueltos y manifestaban: “de lo íntimo de nuestros corazones, que estamos dispuestos a derramar la última gota de sangre, en defensa de la ciudad de Arequipa y de la causa que ella defiende”. Gamarra y Manzaneda ¿serían de Arequipa o de Sodoma?… ¡altos juicios de Dios!, decía mi agüela, al mismo tiempo que se santiguaba por siaca.
(En las citas textuales de esta obra se respeta la ortografía de los originales)
Juan Guillermo Carpio Muñoz
Texao. Arequipa y Mostajo. La Historia de un Pueblo y un Hombre
Tomo III.Pág. 34
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