Y ahora, ¿quién podrá salvarnos?

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El gabinete obtuvo el voto de confianza. Pese a los ministros cuestionados, las denuncias de corrupción, las clamorosas faltas de competencia para los cargos. Razones y pretextos. Votaciones en bloque de unas bancadas, votaciones divididas de otras. Las que votaron en bloque, por consigna y como parte de un pacto de supervivencia con el cuoteo de poder en el gabinete.Las que votaron divididas, evidenciando la fractura, precariedad de las mismas, sin cohesión ideológica o política. Se entiende en temas de conciencia (aborto, pena de muerte), pero no en los que se tienen que tomar definiciones políticas por el país.Varios, por no gastar una “bala de plata”, y ponerse en condición vulnerable para el cierre del Congreso. ¿Si no es ahora, cuándo? Aquí hay dos variantes en la motivación. Una, la de no perder la curul.

El pretexto es que se hace por la gobernabilidad, ¿cual, si esto es un desastre y están debilitando instituciones y llevando a una implosión del estado? Otra, porque podría venir el caos (¿ya no estamos en el?) y la situación podría ser más de lo mismo, o peor, con una inestabilidad política mayor. Ese comportamiento de aversión al riesgo, solo está agravando la situación. Pero, hay varios que actuaron por complicidad o chantaje, por granjerías, por obras prometidas o ejecutadas, o simple y llanamente por compra de votos, como se ha denunciado.La mediocridad, clientelismo y el cuoteo como divisaPero, no es como señalan algunos columnistas y políticos, porque es un fin deliberado para dinamitar el estado desde dentro.

Es pura y simple incapacidad, mediocridad en unos casos y- por la información que filtran los medios de comunicación-asociación para fines turbios y delincuenciales en los más altos niveles; combinado con representación y rendición de cuentas y devolución de favores a los sectores informales o ilegales que contribuyeron a la campaña.

No está mal que si un partido (o el logo que usó el candidato) gana las elecciones, ponga sus cuadros para gobernar. Pero, que tengan las condiciones para liderar los sectores. ¡Los ministros que han designado, es lo que tienen! Están poniendo a sus mejores cuadros, no es que quieren petardear el estado, ¡quieren ganar incluso las elecciones regionales!El problema central está en el ejecutivo, no en el enfrentamiento congreso-ejecutivo, como señalan en reciente comunicado los gobernadores regionales que llaman a una marcha por la gobernabilidad. (donde han coincidido, además, en las contrarreformas)

Ciertamente, este Congreso (salvo contadas excepciones) es también una muestra del deterioro no solo de los partidos y la formación política, sino de la crisis de la educación en el país, del avance de la “cultura combi”, de otra corrupción en las más altas esferas del estado. Se suma a la que existía con la captura del estado por los poderes fácticos, por el “crony capitalism” de las transnacionales y la gran empresa, no tocado por este gobierno “del pueblo”.

¿Cómo entender la defensa de fuerzas de izquierda al gabinete y gobierno? ¿Cuáles de los cambios prometidos se han cumplido o están en ejecución? Se ha nombrado a un ministro de economía ortodoxo que no será precisamente sepulturero del modelo en curso, sino que ni siquiera avanzará algo en las medidas económicas socialdemócratas que se plantearon en la segunda vuelta. El éxito que pueden reclamar la derecha y la izquierda oficial es haber expulsado a “los caviares”.

Este no es ciertamente un gobierno comunista, ni de izquierda, ni socialdemócrata. Pero, toda propuesta con un viso de progresismo, cargará por mucho tiempo con los pasivos de este gobierno que no tiene el desarrollo sostenible del país como norte, sino fines particulares y negocios de grupo “non sanctos”; y que está llevando al país a una condición de estado fallido si no se actúa para revertir la situación.

No es que no se quiere aceptar a un campesino o rondero en la presidencia, o a un provinciano, como dice la cansina propaganda oficial. Tampoco, que no se quiera reconocer el resultado de las elecciones (salvo la campaña inicial de la derecha), menos por que se quiera impedir un gobierno del pueblo que quiere hacer una gesta histórica después de 200 años de atraso. ¡Qué tal pretensión!, mejor dicho, ¡qué falta de sentido de realidad! O que pésima campaña de sus marketeros, en el mejor de los casos.

Castillo no renunciará por las buenas, y la mayoría del Congreso no está dispuesta a dejar su curul. Harán la finta de la vacancia para que eventualmente vaya su abogado a responder al congreso y casi todos contentos, bastará-creen-censurar algún ministro cuestionado. No importa la salud de la población, su seguridad, la reducción de la pobreza y la desigualdad, la competitividad, la diversificación productiva, la mejora de las condiciones de vida, una voz respetada en el ámbito internacional (cada vez más complejo). No es sostenible, y el Perú no lo merece.No prolongar la agonía¿Seguirán buscando prolongar la agonía?, el deterioro del país y la creación de condiciones para un enfrentamiento de masas cuando esto estalle?

En vez de propiciar una salida ordenada, están trabajando los principales actores políticos para el peor escenario. Debería hacerse una reforma política o impulsar iniciativas ciudadanas que se discutan en el Congreso, para propiciar la participación de nuevas fuerzas políticas y cuadros. No los retrocesos en curso, que tratan de mantener a los de siempre.

Como dice Juan Carlos Tafur, la protesta en las calles y la oposición no podrá encabezarla la derecha conservadora. Sería bueno que tenga más protagonismo una derecha liberal, un centro progresista, una izquierda democrática; que se formen coaliciones con propuestas de corto, mediano y largo plazo para el país. Que se renueven los cuadros y vocerías en regiones y a nivel nacional. Pero, la tendencia actual no es a que eso ocurra. Los dueños de los “vientres de alquiler” seguirán haciendo de las suyas, si no hay una reforma política. Algunos actores deberían jugarse y no estar con mucho cálculo y gradualismo, porque se les pasará el tren y nuevos aventureros, improvisados o pícaros; tomarán por asalto el estado.

Lamentablemente, no ha sido la juventud-como en Chile- la protagonista de esos cambios indispensables. Han impulsado gestas importantes, decisivas, pero puntuales, en la historia social y política reciente del país. Ahora, algunos de sus voceros dicen no se cumplen las condiciones para que eso ocurra. Posiblemente, pero hay que crearlas, porque sin la acción de la juventud no se podrá revertir la situación. Se requiere una salida ordenada del ejecutivo y el congreso con los recambios políticos necesarios, respetando los mecanismos constitucionales. El “pacto” o “equilibrio” que nos plantean, no es sostenible. Llevará a un mayor descontento social y polarización, con acciones violentas y desenlaces imprevisibles.

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