Crónica finalista del X Concurso Literario El Búho: “Hospitales pobres en un país rico”

"Nueve de cada diez puestos de salud en Arequipa no tienen equipos básicos como uno de Rayos X. Por eso, los pacientes van directamente a los hospitales Goyeneche y Honorio Delgado; porque en una posta del primer nivel de atención, no pueden hacerse ni una radiografía"

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Tras un extendido proceso de calificación, se presentaron los resultados del Concurso Literario “El Búho” el pasado 15 de febrero. Luego de una ardua deliberación en la categoría Crónica, el jurado calificador otorgó una Mención Honrosa al trabajo “Hospitales pobres en un país rico”. Además, otros dos trabajos fueron laureados con la misma distinción. Aquí uno de los finalistas de la categoría Crónica

Sobre el autor del trabajo finalista

El autor de la crónica, Pablo Cesar Rojas Huayapa, es egresado de la escuela de Comunicación en la especialidad de Periodismo de la UNSA en el 2010. Inició sus prácticas profesionales en TV UNSA y desde entonces ha trabajado en diferentes medios de comunicación de la ciudad de Arequipa. Actualmente es corresponsal de RPP NOTICIAS desde el 2015. Además ha reportado a medios internacionales como Radio Miami, y Actualidad Radio en EE.UU y Radio Belgadro en Argentina.

El jurado de la categoría Crónica estuvo integrado por los reconocidos periodistas Diego Salazar y Marco Sifuentes. Además, por la promotora cultural Julia Barreda Bustinza.

Crónica: Hospitales pobres en un país rico

Una imagen resume lo que ocurre en los hospitales públicos de Arequipa: Ahí están seis médicos en un quirófano alumbrándose con las linternas de dos teléfonos celulares para terminar la operación de un tumor cerebral a un niño de diez años. Ocurrió en octubre de 2020 en el hospital Goyeneche, el más antiguo de la ciudad. Hubo corte de energía eléctrica y no había un grupo electrógeno de emergencia. La fotografía la tomó, y compartió en redes sociales, uno de los médicos que estuvo en la intervención. Inmortalizó la precariedad y el desconcierto.

Roberto Catari, padre de Yoshu, se enteró por los medios de comunicación de los malabares que hicieron los médicos para intervenir a su hijo. «A nosotros ⸺dice indignado⸺ nunca nos informaron nada». Nadie salió, ni un doctor habló con los padres. «No nos informaron del corte de luz ⸺agrega Catari⸺ ni que terminaron operando a mi hijo con la luz de los celulares. Nos han ignorado, a mí y a mi esposa».

Una semana después, Yoshu murió. Roberto Catari, obrero de construcción civil, presentó una denuncia por negligencia médica. Hasta el cierre de esta crónica no obtiene respuesta ni justicia.

Ha pasado un año y el Goyeneche sigue en las mismas condiciones. «No tenemos ni una ambulancia, lo que hay es una combi adaptada como ambulancia», dice Juan Luis Herrera Chejo, director del hospital. Iniciaron un proceso de compra desde el Gobierno Regional, pero fue observado y todo quedó paralizado.

En el hospital Honorio Delgado, el más importante del Ministerio de Salud del sur peruano, la situación se repite. Otra escena, esta vez en video, grafica su realidad: Celia Capira, desesperada y llorando, corre detrás de la camioneta del expresidente, Martín Vizcarra, pidiendo ayuda para su esposo afectado por el coronavirus. A los pocos días, Adolfo Mamani, de 57 años, murió en una carpa fuera del hospital esperando una cama en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Otro expresidente, Francisco Sagasti, también visitó el Honorio Delgado en plena pandemia. Lo hizo en marzo de 2020 junto al gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, para inaugurar la remodelación del área de Emergencia. Costó más de seis millones de soles y se demoró más de un año en construir, pero a ocho meses de la ceremonia aún no funciona. Faltan equipos médicos, mobiliario y hasta un grupo electrógeno para no quedarse sin energía durante una operación. «Por eso todavía no abrimos como quisiéramos, no podemos poner en riesgo la vida de los pacientes», dice Álida Huamán, jefa del área de Emergencia.

La inversión en salud es deficiente. «El problema no es presupuestario, plata hay», dice Manuel Bedregal Salas, investigador en temas de inversión pública.  Lo que pasa ⸺agrega Bedegral, haciendo sumas y restas⸺ es que el Gobierno Regional se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo. «En los últimos trece años ha dejado de invertir dos mil millones de soles, es un problema de gestión», afirma.

En los hospitales del seguro social, EsSalud, la historia no es distinta. Están hacinados, con su capacidad desbordada y también se hacen obras tocadas por el manto de la corrupción. La Contraloría General de la República reveló, a inicios de octubre, que hubo un perjuicio económico de más de un millón de soles en el mejoramiento de la Emergencia del hospital Edmundo Escomel.

La obra está mal hecha y se pagaron montos adicionales a la empresa constructora sin que cumpla el contrato. Hasta se hicieron salas de operaciones inútiles como denunció el médico Juan Gallegos. «El hospital tiene cuatro salas de operaciones que no funcionan porque no han sido construidas con tomas de oxígeno de aire comprimido y aspiración». La obra se inició en abril de 2019 y debió concluir en seis meses, según contrato; pero dos años después recién se abrieron algunos ambientes donde se hicieron trabajos adicionales.

«Tenemos un elefante blanco ⸺comenta Gallegos⸺ un espacio que no ha sido planificado adecuadamente y quienes sufren las consecuencias de estas ineptitudes es la población».

El decano del Colegio Médico, filial Arequipa, Javier Gutiérrez, propone un orden de prioridad en la inversión en salud: mejorar el primer nivel de atención en las Postas o Centros de Salud. Algo que los políticos también repiten en cada campaña electoral, pero siempre queda en promesa.

Otro ejemplo de cómo la inoperancia de la autoridad termina venciendo la necesidad de los pacientes, es lo que ocurre con la construcción de los nuevos hospitales de Camaná, Chala y Cotahuasi, millonarias obras que fueron dejadas a medio construir por la exgobernadora regional, Yamila Osorio, en 2018.

Han pasado tres años y siguen empolvándose, con los equipos comprados oxidados y los pacientes viajando varias horas a otras ciudades en busca de atención. «En el hospital de Chala sólo falta un dos o tres por ciento para acabar la obra, pero hasta ahora no se resuelven los líos legales entre el Gobierno Regional y la constructora», dice Arturo Montesinos, alcalde de Caravelí.

Una mañana de octubre, días antes de ser detenido por una acusación de corrupción, Elmer Cáceres Llica fue abordado por un grupo de periodistas que le preguntaron por los hospitales y la inversión en los servicios de salud. Detrás de sus lentes oscuros, dijo que en su gestión la salud ha sido la prioridad.

«Estamos trabajando y actualmente todos los centros de salud y los hospitales están siendo mejorados», respondió.

⸺¿Qué obras gobernador? ¿Cuándo funcionará la emergencia del Honorio Delgado?⸺ le repreguntaron.

⸺Muchas gracias⸺ dijo, y se fue.

En plena emergencia sanitaria, Cáceres Llica gastó cinco millones de soles construyendo una plaza cívica con pileta enchapada de piedra laja y esfinges de cóndores y bailarines de Wititi en el distrito de Yura. Lo hizo en una invasión de tierras del Estado donde los habitantes no tienen agua potable ni desagüe, tampoco títulos de propiedad; mucho menos servicios de salud.

La obra empezó con un presupuesto de dos millones de soles y terminó costando más de cinco. Mientras se gastaba ese dinero, había hospitales sin plantas de oxígeno y la pandemia cobraba la vida de más de 6 mil 500 personas.

Nueve de cada diez puestos de salud en Arequipa no tienen equipos básicos como uno de Rayos X. Por eso, los pacientes van directamente a los hospitales Goyeneche y Honorio Delgado; porque en una posta del primer nivel de atención, no pueden hacerse ni una radiografía.

Tras la muerte de Yoshu, a Roberto Catari le intentaron dar muchas explicaciones. Javier Espinoza, neurocirujano, explicó que la intervención era de riesgo extremo porque el tumor cerebral se encontraba junto al tronco cerebral. La exdirectora del hospital Goyeneche, Mirtha Oporto, dijo que los equipos vitales, durante la operación a Yoshu, nunca dejaron de funcionar a pesar del corte de electricidad porque tienen su propia batería. El gerente regional de Salud, Christian Nova, prometió gestionar los 72 millones de soles que se necesitan para mejorar el equipamiento del hospital; pero a más de un año no hay ninguna señal de cambio.

Nada le devolverá su hijo a Roberto, pero como él manifiesta, espera que su denuncia sirva para que otras familias no pasen por lo mismo. Que el pobre servicio de salud no cobre más víctimas en un país rico.

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Autor

  • Semanario El Búho

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