Marzo, viento helado y ciudad blanca. Seis de la tarde del sábado 25 y los fans arequipeños de Rafo Ráez empezaron a llegar al Teatro Umbral para escuchar al suicida de 54.
Con más de tres décadas de recorrido musical, punki desde chibolo, aunque más contemplativo en la actualidad, Rafael Adolfo Ráez Luna ofreció un show de casi dos horas en la nocturnata calle San Francisco.
A las siete y media, “Campo minado de corazones” logró diluir el frío y arrancó el show de 15 temas.
Con una Fender Stratocaster Verde Surf Místico, camisa negra, chancabuques y skin head, el exEutanasia deleitó a los más de 80 seguidores que llegaron al evento “Rafo Ráez a la carta”.
Entre poéticas arrebatadas para convencer a chicas canelas delgadas, los enamorados de la trova callejera grunge acompañaron al cantautor y antropólogo que musicaliza versos de Watanabe y Vallejo.
Rafo Ráez dedicó el concierto a Rosalino Florez, el joven cusqueño que murió después de dos meses luchando contra las lesiones que le dejaron más de 30 perdigones en su cuerpo, convirtiéndose en la víctima 67 de la crisis represiva del gobierno en Perú desde que asumió la presidencia Dina Boluarte.
La respuesta del público arequipeño fue enloquecida, tronadora. Pedían sus temas favoritos, Rafo las tocaba, la gente las cantaba a toda garganta. Algunos de los momentos cumbre del recital fueron con “Todo es precario”, “Al amor se ha dicho”, “La reina Pastrula”, “Dr. Merengue”.
Después del evento, su primera tocada en tierras peruanas posterior a su reciente gira por Europa, Rafo Raéz conversó con ElBuho.pe sobre su trayectoria musical, el negligente manejo de la política que vive nuestro país y las ideas que planea trabajar a futuro.
En una entrevista al crítico Pedro Cornejo, considera que tu primer álbum es de lo mejor que produjo la escena nacional, cada disco con personalidad propia pero difícilmente comercial. ¿Alguna vez te interesó esa masividad de músico mainstream? O esta carrera consecuente es más que suficiente para ti como cantautor.
No existía la posibilidad de hacer música mainstream en el Perú que le diera libertad al artista. Es decir, los que hicieron esa música en este país han quedado aprisionados en una sola fórmula que han tenido que repetirla y repetirla. Muchos músicos peruanos son opuestos al cambio.
Por ejemplo, en otros países latinoamericanos han existido artistas que son mainstream y transformadores a la vez —como en Argentina el caso de Soda Stereo—, pero nunca ha sucedido algo así en Perú ni va a suceder mientras tengamos la radio que tenemos.
A mí lo que me interesaba era sostener mi libertad de transformarme y eso no me lo podía ofrecer la radio peruana.
Las radios en el Perú jamás han sido el reflejo de su escena local ¿Cuál es tu lectura sobre esta posición tan miope de las cadenas radiales en el país, que durante décadas siempre dieron la espalda a esta producción local? —Salvando muy precisas excepciones como doble nueve o distorsión con Pedro Cornejo en TV Perú en 1999—.
Es alucinante, o sea, es increíble la situación de las radios en Perú porque si tú cruzas cualquiera de nuestras fronteras: todo es distinto. Por ejemplo, la radio chilena apoya al músico chileno y así en cada caso. Entonces existe la sensación que en Perú es casi como que la radio se comporta como un enemigo.
Tal vez, la explicación a esto sea el enfermo centralismo en nuestro país. Muchas de estas radios son como la cara sonora del centralismo que a la vez no permite sonar al músico.
Tú mismo eres parte de esa oleada refrescante de la escena independiente nacional de los 90, ¿Cómo crees que esta experiencia afectó lo que en un futuro sería una basta discografía de toda esta generación?
Yo pertenezco más a la generación de los 90. Coincidimos en algunas cosas con las bandas de los 80 pero no me siento parte de ellos. Esta generación —la de los 90— empieza más con Pixies y termina con Coldplay.
Lo que hicimos en esta generación más que todo son los discos compactos y esto mejoró la calidad y fidelidad de la música y el sonido.
Empezamos a hacer discos dobles porque en un CD entraban 70 minutos mientras que en un vinilo entraban 45 minutos. Entonces los músicos empezamos a hacer mucho más, pero nos reconocían mucho menos.
Otra cosa de esta etapa es que la movida rock estaba muy unida a la movida hip hop y eso nos ayudaba a producir un nuevo concepto de música y un nuevo sonido. En cuanto a las letras, seguían persistiendo algunos temas sobre el amor, pero empezamos tambien a hablar de sexo.
Es inevitable que la coyuntura actual no nos sea distante. Tú fuiste estudiante de la Universidad San Marcos, tuviste una producción como parte de la revista Herejes y Renegados, ¿Cómo te sentiste al ver tu universidad tomada por las Fuerzas Armadas de manera violenta y el trato a las personas que llegaron de provincia solo para hacer sentir su voz en la capital?
Más que sanmarquino, me ha afectado como peruano. Es una imagen que nos avergüenza ante todo el planeta.
Sobre la crisis política, el mismo New York Times está informando que ‘la Policía disparó a matar… disparó por puro abuso policial’. No lo están diciendo los ‘comunistas’, sino que lo están admitiendo los mismos medios informativos más importantes del capitalismo.
La clase política, el Congreso, el Ejecutivo… parece que no tuvieran una idea de país, un proyecto de país. Es como que estuvieran al timón pero no tienen un verdadero sueño de país.
No nos estamos dando cuenta lo grande que es el Perú la cual podríamos perder, porque en varios sentidos tenemos una patria construida que es interesante, real… tal vez defectuosa, pero real.
Has trabajado con el pintor Christian Bendayan, el poeta José Watanabe o la ganadora del Grammy, Susana Baca, ¿qué más aún te falta lograr en tu amplia carrera musical? O mejor aún, ¿qué legado esperas dejar para todos los que han seguido tu carrera en estas casi cuatro décadas?
Me gustaría que saliera un álbum con toda la música que he hecho para cine y teatro.
Hay un montón de directoras y directores que están haciendo cosas muy bacanes en el cine y he trabajado con ellos. Directores como Natalia Rojas de “Antonia en la vida”, Rodrigo Moreno con “LXI”, Elba Arrieta y su cortometraje animado “Alba”. Martín Rebaza con “Entre estos árboles que he inventado”… Y más para televisión, para series… Todo eso está disperso y no está en algún disco… No es un proyecto siguiente pero es algo que me gustaría que saliera.
La música de Rafo Ráez está disponible en Spotify y llegó a Arequipa gracias a los esfuerzos de Yawar Mestas de Juku Producciones. Las fotografías son de Alejandro Neyra Gallegos de Mandrake Creativos.
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