“Hoy nace un nuevo Perú”, sentenció nuestro presidente cuando, en presencia de su Consejo de Ministros y del Congreso en pleno, anunció un cronograma de transferencia de funciones y presupuestos que se concretaría recién en el cuarto trimestre del presente año.
Convocó, una vez más, a todas las sangres y llamó de manera estentórea a “empuñar las armas de la solidaridad y la inclusión”; pero la respuesta ha sido una nueva avalancha de críticas y escepticismo.
Por lo pronto, Daniel Vera Ballón ha señalado que este fue otro discurso de generalidades y que en el fondo es “demagógico y mentiroso”. Los recursos a transferirse serían insuficientes para cumplir a cabalidad con programas como el del Proyecto Provías o los de Pronamachs, con lo cual, el pasivo de la previsible impopularidad será también transferido a los gobiernos regionales de todo el Perú.
En el caso de Arequipa, la transferencia de AUTODEMA y ORDESUR, son las más significativas, por los niveles de presupuesto que manejan. Ambas entidades, hasta hoy enclaves de peruposibilistas, se convertirían, según fundados temores, en enclaves apristas, al depender del gobierno regional y municipal, respectivamente.
Pero más allá de las posibles movidas y removidas de personal, los escollos son considerables pues en el caso del Proyecto Majes Siguas II, deberá tener una gestión compartida con el INADE, lo que en la práctica no sería una transferencia real, ya que AUTODEMA, que depende de ésta, seguiría existiendo como tal.
ORDESUR, que tiene un presupuesto aprobado para el ejercicio 2003, depende del Ministerio de la Presidencia. Sus fondos no podrán transferirse sin que exista una ley de por medio. Lo que parece imposible dado el ritmo de operación del Congreso de la República y la avalancha de pedidos regionales que el anunció generará.
Más significativa resultará la transferencia de los programas que desarrollan FONCODES y PRONAMACH, los que pasarán a los municipios provinciales y distritales. Así también las del Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (PRONAA), que también usó el peruposibilismo como enclave partidario.
Por último, al no mencionarse EGASA entre las entidades a transferirse, no faltó quien sugiera que ello se debe a la pertinaz intención privatizadora del gobierno, lo cual es altamente probable.
Con todo, el gesto implicaría desbaratar muchos de los nudos partidarios agrupados alrededor de ciertos organismos. Entre ellos PRONAA, FONCODES, PRONAMACHS, etc. donde el peruposibilismo se había instalado. El riesgo, en contraparte, es el posible manejo partidario de los respectivos gobiernos regionales a los que van a transferirse, con ventajas y desventajas.
La gran mayoría de analistas coincide en asociar este repentino anuncio con la caída en las encuestas de la popularidad presidencial.
A pesar de ello, el paso era inevitable y no hay vuelta atrás. La papa caliente que representa hoy gobernar al Perú, comienza a repartirse entre más manos, para bien o para mal.
Publicado en el Semanario El Búho Año 4 N°90, el 4 de abril de 2003
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