Todo comenzĆ³ cuando la sala de regidores fue convertida en Oficina de Prensa. El āinvitadoā, Pablo Blanco, que es nada menos que el teniente alcalde de Arequipa, disparĆ³ el primer puyazo contra un Yamel Romero todavĆa ofuscado por los ajetreos de la toma del cargo.
Los regidores no tardaron en demostrar su escasa cohesiĆ³n e incluso su ineptitud para un manejo tĆ©cnico y polĆtico del municipio provincial. La oposiciĆ³n, en consonancia con la mayorĆa, se sumĆ³ rĆ”pidamente al juego intercambiando acusaciones de āfiguretismoā con el propio burgomaestre.
Inmediatamente despuĆ©s, vino la disputa por las presidencias de las comisiones. Sin rubor alguno, cada cual exigiĆ³ su cuota de poder, segĆŗn la cuota que en contante o sonante (publicidad u otros intangibles), habĆa aportado para la campaƱa. La oposiciĆ³n no tuvo ninguna vela en este entierro de las buenas maneras. Pablo Blanco y Percy del Carpio fueron los afortunados que obtuvieron las siempre apetecibles comisiones de Infraestructura y Transporte, respectivamente.
La siguiente escena en el libreto fue la inexplicable intervenciĆ³n del amigo y pariente del alcalde, Jafet Romero, quien no habrĆa tenido mayor dificultad en ganarse la animadversiĆ³n de la mayorĆa de regidores y de buena parte de los empleados municipales. Nombrado como Director de Servicios Comunales, Ć©l y el burgomaestre hicieron caso omiso de las acusaciones de nepotismo y se abocaron a reclutar nuevos empleados municipales. Inmensas colas de desempleados, entre compaƱeros apristas y otros allegados colmaban las instalaciones del municipio de Arequipa, asĆ como los Ć”nimos de los regidores, especialmente los de oposiciĆ³n.
La indomable dirigencia del sindicato de trabajadores puso lo suyo. El fuego cruzado de denuncias ya se habĆa iniciado antes del viaje a Europa de Yamel Romero que ha erizado los Ć”nimos de la ciudadanĆa.
Como si fuera poco, el cuerpo de regidores logrĆ³ unanimidad para una sola cosa: elevar el monto de sus dietas. Consecuentemente, el sueldo del alcalde subiĆ³ por encima del 300%, estratĆ©gicamente aprobado en ausencia de Ć©ste. Peroo eso no logrĆ³ disminuir las altas temperaturas de la opiniĆ³n pĆŗblica.
Vuelto de su gira europea, el alcalde ha descargado toda su furia sobre Blanco quien en su ausencia convocĆ³ a la prensa para denunciar que no lo dejaban ingresar al despacho del alcalde. Ahora el alcalde amenaza a su teniente alcalde con denuncias penales por delitos inexistentes. Mientras, una regidora de oposiciĆ³n pregunta como en los chistes, “de quĆ© se trata para oponerme”.
Si en nuestra Arequipa se hicieran sondeos de popularidad, los resultados no serian halagĆ¼eƱos para los protagonistas de estas riƱas banales. Y quizĆ”s ya se estĆ©n jugando les descuentos del tiempo lĆmite para reordenar las cosas e iniciar un trabajo serio.
Publicado en Semanario El BĆŗho No. 91 ā 11 de abril de 2003.
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