El proceso de revocatoria contra el alcalde provincial de Arequipa, Víctor Hugo Rivera, impulsado por Moisés Olazabal Quenaya, no logró reunir el apoyo necesario. El viernes 11 de octubre, Olazabal debía presentar las 247 mil firmas requeridas ante la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), sin embargo, solo consiguió 127 mil 480 firmas, insuficientes para que el proceso continuara. Según la normativa electoral, es necesario contar con el 25% de las firmas de los electores de la circunscripción para revocar a una autoridad.
Este resultado asegura que Rivera, quien ha recibido críticas por su gestión, continuará en el cargo hasta el final de su mandato, en 2026. Olazabal expresó su decepción ante la falta de apoyo. Criticó a quienes inicialmente mostraron interés en el proceso, pero luego se retiraron.
Los motivos que llevaron a Olazabal a iniciar el proceso de revocatoria incluyen el malestar generalizado con la gestión de Rivera. El abogado argumenta que el alcalde hizo muchas promesas durante su campaña, pero que hasta ahora no ha cumplido con ellas. Olazabal asegura que, en los casi dos años de gestión, Rivera no ha entregado ninguna obra significativa que mejore la ciudad de Arequipa.
Fracasa proceso de revocatoria contra alcalde de Arequipa
Otro intento fallido de revocatoria fue el de Lourdes Zevallos Choquemamani, secretaria general del Sindicato Único de los Trabajadores de las Municipalidades de Arequipa (Sucma). Zevallos también inició un proceso para revocar a Rivera, apoyada por diversos dirigentes de sectores como comedores populares y transportistas de Arequipa y Yura. La recolección de firmas comenzó en julio, pero al igual que Olazabal, Zevallos no alcanzó el número necesario de firmas para continuar.
Zevallos señaló que su iniciativa de revocatoria surgió debido a las promesas incumplidas del alcalde. Así como el clima ambiente de abandono que, según ella, Rivera ha generado entre los trabajadores municipales. Sin embargo, debido a su liderazgo en el proceso, fue sancionada con seis meses de trabajo sin goce de haber en la Municipalidad Provincial de Arequipa. Esta situación fue considerada una represalia directa por su intento de revocar al alcalde. Ante esta situación, Zevallos desistió de continuar con el proceso.
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