Los ataques a los periodistas y la labor que desempeñan son constantes por parte de la presidenta de la República, Dina Boluarte, y el Congreso. No solo con sus opiniones sobre estos profesionales y los medios, sino hasta con proyectos de ley que buscan atemorizarlos.
Para hablar sobre las dificultades de los hombres de prensa para realizar su labor de investigación e información en las regiones, la Red de Medios Regionales del Perú invitó a Zuliana Laínez Otero, presidenta de la Asociación Nacional de Periodistas (ANP). Aquí un resumen de lo que dijo.
Zuliana Laínez abordó las difíciles condiciones en las que se ejerce el periodismo en regiones de Perú, resaltando la precariedad y los riesgos a los que se enfrentan los periodistas, especialmente en zonas apartadas.
Destacó cómo la mayoría trabaja de manera independiente, sin el respaldo que les ofrecerían los grandes medios, lo que los deja expuestos a amenazas, querellas, y presiones políticas y económicas. Así viene sucediendo con aquellos que denuncian minería ilegal o criminalidad.
“En algunas regiones el periodismo es vocacional”
Puso como ejemplo de esto el caso de la radio Estación Wari en Ayacucho que, a pesar de ser la más escuchada, trabaja sin publicidad debido a las presiones del gobierno local. Esta emisora ha enfrentado numerosas querellas y batallas legales, pero sigue operando por un fuerte compromiso con el servicio social que el periodismo representa.
Este tipo de periodismo es vocacional, hecho “a pérdida” y sostenido por el ideal de ofrecer información plural y objetiva, a pesar de los enormes desafíos.
Recordó que, durante la pandemia, surgieron propuestas para crear fondos regionales que sostuvieran los medios locales, reconociendo el valor social de la información. Sin embargo, no prosperó. El periodismo independiente y regional enfrenta grandes desafíos financieros, dependiendo en gran medida de la publicidad, crowdfundings y suscripciones, lo cual es insuficiente para garantizar su supervivencia a largo plazo.
“Los medios son asfixiados económicamente”
Criticó el hecho de que en Perú no hay una conciencia social ni políticas públicas que apoyen la sostenibilidad de los medios, a diferencia de otros países como Reino Unido, donde medios como la BBC se financian mediante impuestos ciudadanos.
Laínez Otero puso como ejemplos lo que se observa en regiones como Ayacucho e Ica, donde los medios independientes son asfixiados económicamente, mientras que otros se alinean con los gobernadores regionales a cambio de financiamiento.
También reflexionó sobre la crisis de credibilidad del periodismo en Perú, exacerbada por el control político de medios de comunicación en las regiones y la constante deslegitimación de la prensa por parte de figuras políticas.
“El periodismo era fuente de esperanza y confianza”
“Se dice que muchas radios locales en regiones como Puno y Áncash han sido compradas por políticos a través de testaferros. Esto crea un ambiente de desconfianza donde los medios son vistos como herramientas al servicio de intereses políticos, en lugar de defensores de la verdad”, refirió.
En ese sentido, recordó épocas pasadas en las que el periodismo era una fuente de esperanza y confianza. Especialmente en tiempos de violaciones de derechos humanos, como en los casos de los periodistas Bustíos y Ayala. Las víctimas acudían a la prensa al no confiar en las autoridades.
Asimismo, destacó el papel crucial del periodismo en la revelación de grandes casos de corrupción, como el del Consejo Nacional de la Magistratura, que generó un apoyo público visible hacia los periodistas.
Sin embargo, en la actualidad, se ha instalado en la mente del público la idea de que la prensa es “vendida” o “basura”. Alimentada por el discurso repetido durante el gobierno de Pedro Castillo y sus ministros, como Aníbal Torres. Ambos promovieron una confrontación entre la prensa y la ciudadanía.
Recuperar la credibilidad
Zuliana Lainez, frente al panorama actual del periodismo en Perú, planteó varias acciones necesarias para recuperar la credibilidad y dignificar el ejercicio periodístico. Consideró necesarios una autocrítica y deslinde dentro del periodismo.
Otra acción debe ser, enfocar más reflectores en el buen periodismo. “Aunque el periodismo de calidad y riguroso no siempre genera el mayor ruido mediático, es fundamental darle mayor visibilidad. Se debe destacar el trabajo de periodistas que arriesgan su integridad en investigaciones importantes. Para que el público reconozca y valore el esfuerzo y el impacto positivo de una buena cobertura”, reflexionó.
También debe darse una “educación ciudadana” sobre el valor del periodismo. Al respecto, dijo que es necesario que la ciudadanía entienda que cuando se vulnera el trabajo de un periodista, no solo se afecta a ese individuo, sino al derecho de la sociedad a estar informada.
“Hay que luchar por la dignificación del periodismo”
La periodista advirtió también que, “la concentración de medios en manos de políticos y el uso propagandístico de la prensa amenazan la pluralidad informativa, lo cual afecta directamente a la calidad de la información que llega a los ciudadanos”.
Y para dignificar la profesión, refirió que los periodistas deben luchar por la dignificación de su labor. Esto implica denunciar abiertamente las presiones y vulneraciones de derechos dentro de los medios, aunque esto pueda tener repercusiones laborales. Es importante que el problema no recaiga sobre los periodistas, sino sobre los dueños de los medios que permiten esas prácticas.
Para recuperar la confianza de la audiencia, como se observó durante la pandemia. Fue como un resurgimiento de la confianza en los medios de comunicación. La gente volvió a depender de la información rigurosa para tomar decisiones críticas.
Periodistas deben asumir responsabilidad en crisis de credibilidad
Y para enfrentar la desinformación y la manipulación, Lainez Otero dijo que el periodismo debe ser proactivo en combatir la desinformación. Y evitar ser un instrumento de manipulación política. “Las coberturas sesgadas y las portadas que desinforman, como el “terruqueo” en movilizaciones, son ejemplos de cómo se puede dañar gravemente la relación entre la prensa y el público”.
En resumen, es crucial que los periodistas asuman su responsabilidad en la crisis de credibilidad y trabajen para recuperar la confianza de la sociedad. Esto, a través de un ejercicio más ético, transparente y comprometido con la verdad. Solo así podrán contrarrestar la percepción negativa que pesa sobre la prensa y reafirmar su rol como defensores de la democracia y la libertad de información.
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