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Esta vez le tocó a la ministra de la Mujer, Teresa Hernández, quien recién salió a dar la cara y pronunciarse oficialmente por el cruel asesinato de Sheyla Cóndor. La ministra afirmó solidarizarse con la familia de “Chirley”. Fue una periodista quien tuvo que señalarle su error y la ministra no tuvo más opción que disculparse, aunque intentó recalcar que su gestión acompañó a la familia en todo momento, brindando apoyo emocional y psicológico.
Sin embargo, estaba presente un incómodo Gustavo Adrianzén, quien intentó disimular la patinada de su colega. Errores como este no eran perdonados por el Congreso, que censuraba a los ministros de Pedro Castillo cada semana bajo el argumento de incompetencia.
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