Ya entrada la noche del primer día de paro, solo había quedado el rumor desenfrenado de hordas de asaltantes desvalijando ticos y pasajeros regresando a pie al hogar. Era lo que los dirigentes del FACA y de los transportistas llamaban un paro contundente. Cierto, se sentía en los negocios cerrados, en las pistas vacías y en los pies cansados de patear piedras y vidrios rotos.
Pero la contundencia también estaba en los sesenta mil dólares perdidos por día de servicios turísticos no prestados, según cifras del presidente del AVIT, Edy Carpio. Cerca de un millón de dólares de pérdidas totales en estimados del Decano de Economistas, Carlos Guillén Santa Cruz y en la estadística de 15 mil taxis paralizados y de 3 mil 500 unidades de transporte urbano con los motores apagados que manifestó con orgullo el dirigente del CETUAR, Edgar Valcárcel.
Pedido crudo
El miércoles, el paro convocado por los transportistas solo consignaba en su plataforma de lucha la disminución del precio del combustible, la desactivación del Impuesto Selectivo al Consumo y la concesión de un SOAT regional para los nueve mil vehículos de transporte urbano que actualmente no tienen seguro en la ciudad.
Para el Decano del Colegio de Economistas, el pedido de anulación del Impuesto Selectivo al Consumo es factible y hasta necesario, pues según explica, el 65% del precio del combustible en el Perú, está supeditado a los impuestos. “Es muy negativo que el mayor ingreso al erario nacional sea por los impuestos aplicados al combustible”, afirma. En opinión de Guillén Santa Cruz, sería más recomendable liberar las regalías y beneficios de los que gozan las transnacionales.
Pero al igual que opinaron los empresarios industriales y turísticos, el Decano del Colegio de Economistas discrepa con los métodos de protesta, ya que la inactividad en la economía es muy sensible y en el caso específico de Arequipa, los paros y protestas no repercuten en el Gobierno Central, por más contundentes y autoflagelantes que sean. Usualmente, las noticias sobre las protestas en provincias llegan débilmente a la capital y es poco probable que alcancen el suelo brasileño donde el presidente Toledo participa en la Cumbre de Río.
Subiendo al coche
El miércoles, aunque los dirigentes del Frente Amplio esgrimieron las mismas exigencias, se vislumbraban discrepancias con los transportistas. Estas habían surgido por las críticas del presidente de AUPA, Leandro Castañeda, quien conminaba a los transportistas para que desistieran del aumento de diez céntimos en el precio del pasaje. Aquel día ningún dirigente del Frente Amplio se acercó a los dirigentes transportistas.
El segundo día de paralización vio la luz con las exigencias de siempre, pero con una carga política más tangible, envalentonada por la contundencia del primer día de huelga. Los pedidos eran la atención de demandas laborales, cambio de política económica y la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
Entonces el pedido de destitución del presidente Toledo fue esgrimido por todos y cada uno de los dirigentes que se sumaban a la paralización. La exigencia de la dimisión de Toledo llenó la plaza desde el mediodía.
Los primeros en tomar la plaza fueron los profesores del SUTEP, dirigidos por Vilca Pachao. A manera de desvirtuar los rumores de divisiones entre los transportistas y el FACA, Edgar Valcárcel se encargó de coordinar con todos los dirigentes que pasaron por la Plaza de Armas, desde Gerónimo López hasta Vladimiro Begazo cabeza del MNI. El ánimo de figuración se paseó por el centro de la ciudad. Estuvieron los alcaldes que prefirieron la prudencia de un pronunciamiento a favor del paro, como Simón Balbuena de Hunter, o los que se presentaron con pancarta y sindicato de trabajadores incluido, como Benigno Cornejo de Cerro Colorado; o las solitarias consejeras regionales de minoría, Elba Oviedo y Angélica Espinoza.
Gran ausente
Otros prefirieron monitorear el paro desde la distancia, como el alcalde Provincial, Yamel Romero, quien dijo estar actuando de manera coherente con sus palabras y que prefería realizar una manifestación en la capital.
Pero coincidentemente, el presidente regional Daniel Vera Ballón, así como el comité local del Partido Aprista Peruano, brillaron por su ausencia. La autoridad regional se encuentra de viaje, para variar, en la ciudad de Lima y al parecer la medida los agarró de sorpresa, pues la agrupación MNI, prácticamente monopolizó la protesta desde el punto de vista partidario.
Aparentemente, las rencillas al interior del FACA provocaron que no comunicaran al APRA la decisión de plegarse a última hora al para del transporte. Y con Vera Ballón ausente, que actúa como el verdadero dirigente partidario, la ausencia se consumó.
¿O guardan alguna carta bajo la manga?