Donata Carvajal Quispe, oriunda de Puno, ha venido protestando contra la masacre en su ciudad a pesar de sus más de 65 años. El año pasado fue detenida durante las protestas en el APEC. La golpearon para llevársela, le impidieron ir al baño, la despojaron de sus ropas hasta en dos ocasiones, le tomaron muestras de orina y la encerraron en un calabozo lleno de heces. Cuando fue liberada, le dijeron que le esperaban 20 años de cárcel por supuestamente haber agredido a un policía.
Ahora, la investigación en su contra ha sido formalizada y, en su desesperación por encontrar justicia, Donata logró viajar hasta Ginebra para denunciar su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, exponiendo cómo el gobierno de Dina Boluarte persigue a quienes se oponen a su régimen.