Dina Boluarte se ha acostumbrado a utilizar a escolares para defenderse de las críticas y recibir aplausos sin cuestionamientos. Asegura que ese es el respaldo que realmente le importa, porque —según ella— así se demuestra lo bien que está haciendo su gestión.
Sin embargo, desde Trujillo, una performance ha demostrado lo contrario: fueron los mismos escolares quienes rechazaron su figura, pisoteando su imagen.
El acto ha generado opiniones divididas: algunos usuarios piden que la propuesta se replique en todo el país, mientras otros la califican como una grave falta de respeto a la figura presidencial, denunciando una supuesta incitación al odio en menores.
Por otro lado, Kiyoshi, autor del performance explica que No me representa, 2025 «presenta una figura hiperrealista colocada en el suelo, donde convierte el cuerpo simbólico del poder en un territorio transitable y objeto de crítica, despojándola de su investidura de autoridad para transformarla en emblema del desencanto de muchos peruanos».
«La acción simbólica de pisar muestra la ruptura entre el ‘poder’ y la voluntad heredada a quienes vienen detrás, este se convierte en un acto participativo que refleja el malestar social y el repudio popular de una nación históricamente ignorada por sus líderes. Aquí el poder ya no está arriba, pone sobre el piso la pregunta: ¿Quién me representa?».