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Tanta gloria, tanto fútbol Quienes se las dan de mucho porque les apesta el fútbol tendrán su mes más oscuro. El mundial arranca el 11 de junio y la pasión deportiva más grande de la Tierra va creciendo a medida que pasan los días, las estadísticas, los partidos preparatorios, las publicidades. El resto es silencio.
Wayne Rooney otea el campo de juego y envía un pase tremendo a su compañero de la selección inglesa. El balón viaja con certeza hacia el objetivo pero no cuenta con la astucia del volante francés Franck Ribéry, que brinca para pararla de pecho y terminar con sus aspiraciones de gol. Entonces
Rooney vislumbra una realidad futura que parte desde el momento en que le
interceptaron su pase: la bolsa de valores inglesa colapsa mientras los periódicos
lo destruyen en portadas sucesivas, pierde su contrato millonario con el
Manchester United y culmina sus días viviendo en un tráiler, barbudo y
olvidado por el mundo. Rooney
tiembla ante semejante epifanía. Todo ocurre en nanosegundos y el delantero
resuelve de inmediato que ese futuro no puede ser así. “Nica” piensa
seguramente en inglés y va en busca del francés que le robó la vida en
una parada de pecho. Le da caza y frena su carrera. Nuevamente el futuro
cambia y el buen Wayne ve cómo la reina Isabel lo nombra caballero,
mientras los recién nacidos son llamados Wayne en honor al nuevo héroe
nacional. Reescribió su futuro. Lo
descrito es parte del nuevo comercial de Nike, previo al mundial de Sudáfrica.
Los que saben dicen que se trata de la publicidad más épica hecha jamás
sobre el deporte más visto en el planeta. Épico
es una buena palabra para definir el fútbol en estas instancias
mundialistas. Las 32 selecciones que se enfrentarán en canchas africanas
por ir avanzando hasta la gloriosa final, ya no piensan en otra cosa que no
sea la Copa del Mundo. Están concentradas en sus respectivas instalaciones,
algunos privados de tener sexo con sus novias por órdenes estrictas de su
comando técnico. Todo lo que es bueno es esta vida exige de sacrificios.
El
fútbol no ha tenido mucha suerte en una pantalla de cine, Desde Silvester
Stallone haciéndola de arquero en “Escape a la victoria”, hasta Kuno
Becker tratando de ser el mejor delantero del Real Madrid en “Goal”,
pasando por las desquiciadas acrobacias orientales de “Shaolin Soccer”,
el monarca de los deportes no ha
podido ser capturado en su esencia para películas. En las pantallas, la
publicidad lo hace mejor. Y sus
creativos se ponen especialmente dramáticos en las fechas previas al
Mundial. Sudamérica aporta a la antesala con la campaña argentina. Conocidos por exacerbar su pasión hasta dimensiones un poco aparatosas, los gauchos han sabido alentar a su selección desde emocionantes comerciales de TV. “Háganlo por todos los que no llegamos” fue una muestra emotiva de cómo el fútbol no es sólo 22 jugadores tras un balón. Es
una magia que cruza la espina dorsal de un país que ve cómo su selección
puede conseguir lo que uno sueña cuando está jugando la pichanguita en el
barrio con los amigos. Ahora,
una cerveza propone la idea de Dios hablándole al pueblo argentino, recordándoles
que estuvo presente en los palos que tantas veces salvaron a la selección
albiceleste de caer derrotada en el verde del campo. Se erizan los vellos. Quizás nuestros padres lo sintieron en España 82, cuando Perú fue a su último mundial.
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