La Columna

MABEL CÁCERES CALDERÓN


Como en botica

Al momento, son una veintena de candidatos declarados los que aspiran a gobernar la Región Arequipa, en los próximos 4 años. Y la cifra es similar entre quienes quieren convertirse en el próximo Alcalde Provincial. Números que ya dicen bastante de la precariedad de nuestro entorno político.

Pero las sorpresas no terminan aquí. Al analizar los nombres de los aspirantes, como ya nos tienen acostumbrados, hay una gran diversidad de postulaciones; desde aquellas inspiradas en una auténtica convicción de que, frente al desastre gubernamental que constatamos cada día, algo bueno se puede hacer; hasta aquellas claramente oportunistas que, incluso, saben que no van a lograr la victoria, pero consideran que un par de meses mediáticos con agenda ocupada y actividades varias, pueden mejorar considerablemente su currículum vitae.

El resultado de todas esas voluntades (buenas y malas) es, sin embargo, siempre el mismo: a ojos del ciudadano es un carnaval electorero donde los candidatos compiten por la atención del votante potencial aun a costa del ridículo. Se exhibe, además, un impúdico derroche de recursos y el paisaje urbano entero se colorea y trastoca, sin que eso aporte en lo más mínimo a mejorar la "fiesta democrática" como ligeramente llaman a este evento los medios.

Como consecuencia, el acto de votar y el ejercicio de uno de los derechos más importantes de los que se goza en las sociedades modernas, sigue perdiendo credibilidad y prestigio entre los ciudadanos.

Aunque todos los candidatos y sus entrevistadores eventuales reiteran que lo importante de esta contienda es el debate alturado de ideas, la discusión informada de propuestas y el sustento técnico de ellas, la verdad es que eso no ha ocurrido jamás, por lo menos en nuestro medio cercano.

La campaña se reduce a calificar a los candidatos superficialmente, o expresar un sentimiento de protesta o ira, cuando no sigue la ola de la publicidad y de las grandes tendencias, porque "no hay por quién votar" o "es el candidato menos malo". Y aunque esas expresiones contengan mucho de verdad, lo real es que se va alimentando un círculo vicioso que será difícil superar en la elección que está por venir.

En la presente contienda, además de una aplastante mayoría de reeleccionistas, han aparecido figuras del pasado, folklóricas o retóricas únicamente. Periodistas confiados en su poder de llegada a sus audiencias, sin un mínimo de preparación; reciclados de anteriores gestiones desastrosas u olvidables. Y ningún –estrictamente ninguno- representante de un partido o movimiento político que guarde coherencia con lineamientos ideológicos y programáticos de dicho movimiento; o por lo menos con la realidad.

Si todo continúa igual hasta el 5 de julio, fecha límite para la inscripción de candidatos, la elección de octubre próximo será una de las más pobres de nuestra corta historia democrática.