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La Quinta Rueda |
RAFAEL BARRIONUEVO GONZÁLES |
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Un invierno peruano Es que antes las cosas no eran ni la mitad de fáciles. No existía el Internet, el cable en casa era inimaginable, el dinero se guardaba en gordas billeteras, no había azúcar en las tiendas y Alan García era presidente. En esa época -tiempo de colegio e inflación galopante- el Mundial -y el mundo, en general- era un acontecimiento algo lejano, reservado a quienes podían darse ciertos lujos. Vivir tranquilamente, en esa época, ya era todo un lujo. Así que Italia 90 parecía ser un Mundial más. Parecía. Claro, hasta que uno le ganaba ciertas pausas a la vida y podía prender la tele a las diez de la mañana. Entonces, todas las nubes de esa época, el gris del colegio, la rutina de sobrevivir a García, el desquicio económico, todo desaparecía por unos instantes mientras sonaba el Himno de ese Mundial. "Un´estate italiana" se llamaba, recién ahora me entero. "Un verano italiano" dizque. Cantado a toda entraña por un dúo que sonaba a Ramazzotti mezclado con Tom Keifer en femenino, y generosas cantidades de lija con un poquito de guitarra. Y después de eso, por supuesto, noventa minutos de fútbol, pero eso era lo de menos. Entonces, cuenta uno se da, que el Himno de un Mundial no debe ser sólo una musiquita para bailar en las discotecas. No debe ser nunca, digo. Es algo tan serio que debe sentirse la emoción, la cancha abierta, el pelotazo a bocajarro, la gloria del gol o el martirio de la derrota. Creo que a Shakira no le contaron nada de eso. Con su insoportable Waka Waka edulcorado en las fábricas de Emilio Estefan, y tan natural en su africanitud como el Negro Mama, me está desinflando al pobre y ya bastante lesionado Sudáfrica 2010. En qué momento, caramba. A quién se le ocurrió. El fútbol, cuando se viste de lujo y pretende dar lo mejor de sí, merece algo tan bueno como lo que nos da. ¿Qué otro deporte pudo anestesiar tanto desborde de dolor como el que vivimos en aquella época? ¿Cómo podríamos atravesar nuevamente el infierno de ese temible invierno del post García y el pre Fujimori, sin la magia de Maradona, el brillo de Careca o la furia de Schillaci? A ese nivel, sólo la morfina. Y el imbatible Himno de ese olvidable Mundial. Hay que ser agradecidos. Por eso, en esta época en donde todo resulta doblemente fácil, qué mejor que recurrir al Youtube justo antes de sentarse a espectar cualquier partido de los que se vengan. "Notti magiche/ inseguendo un goal/ sotto i cielo/ di un´estate italiana", y después de eso, que la gloria del fútbol sea con todos y cada uno de nosotros. Amén. |