Ya que Sendero se ha infiltrado en todas las universidades del país, en todos los sindicatos, en el Congreso de la República, en las ONGs, en el Poder Judicial, en el mismísimo Tribunal Constitucional, en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la CVR, y quién sabe si hasta en las propias Fuerzas Armadas; conviene ponernos a pensar cómo sería un gobierno de Abi Guzmán para irnos acostumbrando.

En primer lugar no hay que pensar mucho para saber quién sería su primera dama: de todas maneras Elena Iparraguirre con quien se casaría en Palacio, en una ceremonia que sería una mezcla de la boda de Lady Di con la que se vio en la Teta Asustada. Tampoco hay que ser adivino para saber cuál sería el baile de los novios: el soundtrack de Zorba el Griego. Y la torta, como no podía ser de otra forma, sería un regalo de Vladimiro Montesinos a quien se amnistiaría para darle una buena señal a la OEA.

Claro está que algunos personajes molestos desaparecerían misteriosamente, y que el Poder Judicial sería presionado para que no investigue estos casos. Las comunidades amazónicas, seguirían conformadas por gente que de ninguna manera es de primera categoría, y esto por oponerse a la revolución. Los homosexuales serían perseguidos y encarcelados, previa castración, para enviar un mensaje de acercamiento al Cardenal Cipriani, quien le regalaría al Presidente Gonzalete una Biblia con micrófono, para que no solo escuche la palabra de Dios, sino para que también pueda hablarle.

En su mensaje a la nación, Abi diría algo así: "Este es un momento histórico y revolucionario…", y refiriéndose a Dionisio Romero y los otros dueños del Perú, sentenciaría: "O se van ellos o me voy yo" y luego, de seguro, se iría de parranda porque no está ni muerto ni tarado.

Además, declararía la guerra a Venezuela y Cuba por revisionistas y haría una alianza táctica (no estratégica) con Estados Unidos para acabar con los perros seguidores de Deng Xiaoping.