Pólvora, cuchillos y muchas pero muchas balas es lo que se despliega en esta cinta que tiene como marco una historia trasnochada: la puesta en marcha de dictadura militar en algún país latinoamericano; es decir, los viejos cuentos ochenteros que en la actualidad no funcionan, pero que parece ser lo único que sabe contar Stallone en esta cinta que reúne a los íconos de ese género.

Así, la valía de esta película está justamente en ver reunidos a todos aquellos que dieron vida a los héroes hipermusculados de los ochentas. Y están todos, desde Stallone, hasta Jet Li, pasando por Bruce Willis, Schwarzenegger. Todos usan la cinta para, a pesar de los años, volver a exhibir sus músculos y vitalidad física. Sólo faltó Van Damme.

Ahora, hay que confesar que no lo hacen mal, pues se nota que no se han reunido para hacernos creer que efectivamente participan de una nueva aventura para salvar de la dictadura a un imaginado país tercermundista. Nada de eso. La cinta está planteada para hacernos sentir el disfrute que estas viejas glorias experimentan al estar nuevamente reunidos, compartiendo recuerdos, jugando a amores fugaces, pero fundamentalmente, desplegando lo que mejor saben hacer: exhibir sus músculos y vomitar pólvora y balas a doquier.

En ese sentido, para los que gustan del género, esta cinta será una delicia al ver a sus rambeados héroes seguir desplegando agilidad y crueldad, con grandes toques de gore; y en general, podrán disfrutarlo todos simplemente por el hecho de volver a ver a quienes antes eran archi enemigos, pero que hoy se juntan para compartir sangre y pólvora por el mero gusto de reunirse. Y parece que tendrá secuelas.