Columnista invitado |
Carlos Leyton Muñoz (*) |
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El Proyecto Majes Siguas: de las incertidumbres a los retos Durante los últimos años se han generado muchas incertidumbres sobre el destino del proyecto Majes Siguas. Desde aquellas que señalaban que nunca se realizaría la segunda etapa, hasta las que decían que esta sería una obra para beneficiar a los chilenos. Por ahora, -esta semana-, con la entrega de la buena pro para que un consorcio colombo español ejecute las obras de infraestructura, se han despejado algunas de estas dudas. Esto significa que en las próximas semanas se debe firmar el contrato de concesión para que esta empresa realice los ajustes financieros con el fin de contar con los recursos que completen la financiación de las obras, ya que una parte importante del dinero será asignado por el gobierno nacional y otra por el gobierno regional. De igual manera, se deberán tener los estudios definitivos para la ejecución de las obras de infraestructura (túnel, represa y canales), la misma que en el mejor de los casos tendrá una duración de 4 años Mientras tanto, quedan muchas e importantes tareas por realizar. Una de las primeras es la de elaborar el planeamiento territorial de la segunda etapa y su área de influencia. Se trata de definir el sistema de parcelación, los esquemas viales y de comunicación interna y externa, la organización de asentamientos humanos y sus jerarquías, las relaciones entre este nuevo espacio económico con la economía de la región y el diseño de los mecanismos de gestión del territorio. Teniendo en cuenta la experiencia de la primera etapa, se debe establecer en detalle qué tipos y calidad de suelo se tiene. No hay que olvidar las condiciones de salinidad que se encontraron en la Pampa de Majes que, entre otros factores, determinaron en la práctica la modificación del módulo de riego por parte de los agricultores de esta zona, ya que ahora riegan con más de 20 mil metros cúbicos de agua hectárea año, lejos de los 14 mil establecidos en los contratos de venta de parcelas. Si se repite esta situación se incrementaría el uso de agua por hectárea y por lo tanto se disminuiría el área cultivada En segundo lugar, el planeamiento urbano debe determinar el proceso de poblamiento reservando las áreas para los centros urbanos y de servicios. Tal como se ha venido especulando, en el momento de plena operación del proyecto, en la zona de irrigación habrían alrededor de 200 mil personas que demandarán dotación de servicios básicos, en especial de agua para consumo domestico y agroindustrial. Esto supone, en términos gruesos, que cuando se encuentre asentada esta población requerirá de aproximadamente 500 litros de agua por segundo. La misma que se deberá descontar de la dotación agrícola que, si bien no es una cantidad significativa, finalmente afectará en las hectáreas de cultivo , pero también la existencia de un sistema adecuado de tratamiento de aguas residuales que garantice su reutilización agrícola forestal. Otro aspecto relevante es el diseño de un sistema de transporte multimodal que permita articular de manera eficiente las áreas de producción con los mercados, no solo vías de comunicación interna, sino principalmente entre la irrigación con la ciudad de Arequipa y con los puertos, así como con las vías de salida al mercado internacional (Interoceánica sur). Se estima que cuando Majes esté en plena operación y según el portafolio de cultivos por hectárea, se tendría una producción de 20 toneladas para exportación, lo que multiplicado por un promedio de 30 mil has efectivas de cosecha, harían 600 mil toneladas de productos que equivalen aproximadamente a 17 mil 500 contenedores, que tendrán que circular por nuevas vías hacia el mercado. Poniendo en tapete la discusión sobre la ampliación de la vía férrea y, fundamentalmente, la necesidad de un nuevo puerto multiuso en la zona de Islay. Finalmente, el conjunto de actividades económicas y sociales que se desarrollarán en el proyecto, incrementaran de manera significativa la demanda de energía , por lo que resulta prioritaria la licitación de la construcción de las hidroeléctricas de Lluclla y Lluta para abastecer estos requerimientos y los que se generen en los próximos años en el sur del país. Si bien es cierto, la concesión ha despejado las incógnitas de la ejecución de las obras de infraestructura, nos enfrenta al reto de que en los próximos 10 años debemos estar preparados para hacer del Proyecto Majes Siguas, el proyecto que sustente el despegue económico de Arequipa y particularmente la generación de condiciones para mejorar la calidad de vida para toda su población. Y suceda que, llegado el momento, no estemos preparados para dar el gran salto. (*)Ex ministro de Agricultura |