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Pájaros al viento
Es una reafirmación. Pajaros al viento del poeta puneño Luis Rodriguez, más conocido como Filonilo Catalina, es una reafirmación de la poesía y del amor. El crítico Tzvetan Todorov dice que el horizonte último de la literatura no es la verdad, sino el amor, forma suprema de relación humana; y en ese sentido Filonilo Catalina siendo un personaje irreal es evidentemente humano, puesto que a través de su poesía de las imágenes hace cercano a nosotros las cosas más suprasensibles del mundo. “Abril estaba desnudo/ La lluvia lejana/ Y fáciles peces se desprendían de sus labios.” Nada es más difícil como hacer que las cosas suenen simples, y en este libro la sencillez es un derrotero. Los problemas para la representación se ven librados de una manera límpida como riachuelo andino, pendiente abajo, hacia el río. “Sobre tus párpados/ Está/ escrita la ecuación/ Que resuelve el problema del tiempo/ Y tu risa ha creado el mar.” Y aunque no se trate de un libro inédito que renueve su poética y más bien sea solo una selección, los textos se mantienen frescos, no por su data, sino por la sola presencia y acto de la palabra, que Filonilo Catalina, durante largos años se ha empeñado en pulir. Filonilo Catalina. "Pájaros al viento". Qhala Editores 1ª edición: 2011. 78 págs. Tolpas
Ambientados en los pequeños pueblos del valle del Colca, y en especial en la capital de la provincia de Caylloma, Chivay, los cuentos reunidos por Noé Rodríguez en este primer conjunto, nos introducen, a través de un lenguaje escueto y de personajes idealizados que recorren sus relatos sumergidos en un pasado idílico e indeterminado, en una serie de ficciones desbordadas que, para el joven escritor limeño, se convierten en un refugio, un solar, una casa-fundo donde pueden convivir detalles tan inverosímiles como la fuerte conciencia de clase de las familias protagonistas, sus paternalismos y el exacerbado boato, con un mundo andino escuálido que pierde todas sus cualidades cosmogónicas para una vez más ser llevado a la categoría de fértil y hermosa tierra del buen salvaje. Pero la propuesta de su joven autor, a pesar de sus evidentes limitaciones, es rescatable en la medida que busca una nueva mirada hacia el ande. Tanto sus personajes como él mismo prefieren abandonar la ciudad y relacionarse con el indio, no de una forma cultural y reivindicativa como lo hacía el indigenismo de décadas pasadas, sino mas bien a partir de un sujeto nuevo, como es el gamonal, el terrateniente, que esta vez no se encuentra plagado de taras, sino más bien de cualidades humanas que lo acercan de una manera ideal al indio que, valga la aclaración, heredará cual objetos de una casa por ser ese su destino. La nostalgia por esa unidad entre ambos sujetos, entonces, es evidente y abre una pequeña brecha de luz que hace de su empeño más que de su ingenio el más alto valor de este conjunto de cuentos. (A. Zeballos) Noé Rodríguez Valdez. "Tolpas". Lustra Editores. 1ª edición: 2008. 132 págs. |