Informe

Moquegua, Tacna y el norte chileno en silencio sísmico  

Temblores que faltan

Después de un prolongado silencio sísmico entre agosto y noviembre 2010, la región Arequipa ha entrado nuevamente a su actividad sísmica normal con un promedio de 10 sismos diarios. Sin embargo, la preocupación por parte de la comunidad científica se centra en Moquegua, Tacna y el norte de Chile donde sí se registra un inquietante silencio sísmico. A esta situación, sin ánimos alarmistas, habría que agregarle el cálculo de un probable terremoto.

Desfogue. Un sismo de grado menor alivia la tensión en la placas tectónicas, evitando un terremoto.

Vivimos en castillos de naipes. Frágiles y endebles ante la brutalidad de la naturaleza, nuestras moradas pueden ser pulverizadas en segundos. Y esa es una amenaza real y latente en la región Arequipa y el sur peruano. Sin embargo, no conviene que la naturaleza nos dé una tregua en sus incesantes movimientos que originan sismos, pues mientras más liberación regulada y periódica de energía se produzca de parte de las placas ubicadas en la costa, menos posibilidades tenemos de una gran convulsión terrestre.

Para entender el proceso de formación de sismos hay que conocer y observar la actividad de las placas tectónicas, las cuales deben su formación a constantes desplazamientos de las capas de la tierra durante millones de años. Estas placas se desplazan a través del manto de la tierra y describen hasta tres movimientos: de divergencia, en el que se separan, convergencia en el que se produce un choque entre ambas; y de transformación, en el que una placa se desliza sobre la otra. En el caso de la costa peruana, en la placa de Nazca persiste el movimiento de transformación desplazándose sobre la placa sudamericana entre ocho a diez centímetros por año. Estas fricciones son las que producen los sismos y terremotos.

AREQUIPA TIEMBLA

Acostumbrados a temblar, la región presenta un promedio de ocho a diez sismos diarios, según el Instituto Geofísico de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA). Durante el mes de enero se registraron 256 sismos siendo solo ocho los que fueron percibidos por la población. El de menor intensidad fue el sábado 8 de enero y reportó una magnitud de 1, 28 grados en escala de Richter, a las 03:38:36 de la madrugada, y el de mayor intensidad se registró el 18 de enero con una magnitud de 4, 06 grados en escala de Richter, a las 21:32:55. "Estamos en nuestros movimientos normales pero nunca sabemos cuándo pueda ocurrir un sismo de grandes proporciones", dijo Luis Alberto Aranibar, jefe del instituto de la UNSA. Sin embargo, en medio de una normalidad sísmica, las placas pueden entrar en un reposo. Y ese fenómeno ocurrió en la región.

Entre agosto y noviembre de 2010 existió un silencio sísmico prolongado que causó inquietud entre los científicos. "Ese cuadro puede ser catastrófico, pues la energía retenida en las placas puede librarse con fuerza de un momento a otro", agregó Aranibar. Reafirmando ese punto delicado, en el año 2001, antes del terremoto del 21 de junio, entre las localidad de Ilo y Ocoña, existió un silencio sísmico en las placas de Nazca y la Sudamericana, las cuales al descargar la energía desencadenaron el gran remezón de 8, 3 grados en la escala de Richter que azotó al sur peruano.

Monitoreo. Según los expertos, Arequipa sí registra actividad sísmica regular

De otro lado, el volcán Misti, al que muchos consideran como actor protagónico en una escena de desgracia, además de un terremoto, no tendría por qué presentar actividad. "El Misti registra su propia actividad con un estándar de 6 a 12 sismos diarios menores a un grado en la escala de Richter", aseguró Orlando Macedo, jefe del Instituto Geofísico del Perú en Arequipa. Desde la instalación de cinco estaciones de monitoreo en la zona, en el 2005, se tienen reportes exactos de su actividad.

MUTISMO EN EL SUR

Pero otro panorama muy diferente es el que presentan las regiones de Moquegua y Tacna. Durante las últimas dos semanas, una misión científica japonesa y una delegación de la Universidad Nacional de Ingenierías (UNI) llegaron a Tacna para estudiar el persistente silencio sísmico que podría desencadenar un terremoto de proporciones descomunales. En tanto, según los alcances, a la comunidad científica internacional le intriga el silencio sísmico entre el norte de Chile y sur de Perú. "El último gran sismo en esa zona data de 1877, según las proyecciones ya es tiempo de uno terremoto", explicó Luis Alberto Aranibar.

En efecto, los alcances proporcionados por el especialista concuerdan con las proyecciones realizadas por la comunidad científica. "Después de cien años se produce un terremoto y sobre el margen de los cien años se puede agregar treinta más para que ocurra", agregó Orlando Macedo, jefe del Instituto Geofísico del Perú en Arequipa. A la sombría noticia, habría que sumarle la incidencia de un ángulo de la placa de Nazca que choca contra la placa Sudamericana en esta zona.

Entonces, tomando un simple cálculo de años, desde 1877 hasta la actualidad han transcurrido 133 años, por lo que un terremoto en esa zona estaría a la vuelta de esquina. Podría ocurrir ahora mismo, mientras usted lee esta nota, mañana o dentro de muchos años más. Que estemos preparados. (Efraín Rodríguez)