Cine comercial, pero bueno

Cine

Premiados. Christan Bale, Natalie Portman, Melissa Leo y Colin Firth, los mejores actores del año.

Habría que empezar diciendo que El Discurso del Rey del británico Tom Hooper merecía llevarse la dorada. La narración es lineal (ninguna de las nominadas experimenta con el tiempo -ni siquiera hacen uso del flash back- es por ello que películas como Toro Salvaje o Pulp Fiction jamás se llevarán la estatuilla), con dosis de humor y dramatismo a la par y dos, por lo menos dos, actuaciones impecables: las de Colin Firth y Geofrey Rush. Los entendidos la proclamaban ya como ganadora, desplazando a La Red Social que, como ese pan, se quemó en la puerta del horno. La película de Fincher tiene poco en común con El Discurso -aunque ambas están basadas en hechos reales y el tema es similar: superar las trabas de comunicación (Zuckerberg inventó el Facebook pero era incapaz de relacionarse con nadie)- lo que más las diferencia es esa mirada desencantada, irónica y bastante cínica que acaba imponiéndose en La Red Social. La actuación de Jesse Eisenberg es igualmente notable, y el paso de la estrella del pop Justin Timberlake por la pantalla grande tampoco estuvo mal. El Cisne Negro de Darren Aronofsky tal vez sea la menos lograda de estas cinco.

La actuación de Natalie Portman lejos de deslumbrar, excepto algunas furtivas apariciones de su “hermana gemela malvada” en el espejo, no es más que repetición de lo que ha venido haciendo en otros films pero elevado a la categoría de esquizofrenia. Aquello que podía mantener mejor el suspenso -la ambigüedad establecida a partir de la oposición entre realidad y ficción (locura) es largamente superada por el manejo que hace de ello Christopher Nolan en El Origen: otra vez realidad contra ficción pero esta última relacionada no con la locura sino con un estado onírico. Un sueño dentro de un sueño dentro de un sueño y un final desconcertante. Pese a la complejidad aparente de la película de Nolan, la narración es convencionalmente lineal.

Temple de Acero, de los hermanos Cohen, pasará a la historia como la película que en ese año mereció ganar. Más allá de cumplir a cabalidad con el género al que pertenece -el Western- le aporta una dosis extra de crueldad y de realismo. Las actuaciones son soberbias, absolutamente todas. Y el talento de los hermanos Cohen como guionistas está fuera de discusión. Ha sido un año de buenas películas, esperemos que el circuito de cine comercial se abra. (Daniel Martínez L.)