Negociando el desarrollo local

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Entre patéticas y pueriles resultan las vanas argumentaciones congresales para justificar el llamado proyecto de “Gestores para el Desarrollo Local”, cuya paternidad es atribuida al Presidente del Legislativo.  Mi primera interrogante surge rauda frente al rol de los actuales miembros del Congreso; puesto que si la intensión es acercar el gobierno al pueblo, ese rol ya está encargado a todos y cada uno de los congresistas que, usted y yo, hemos elegido, y a quiénes remuneramos con nuestros impuestos. Porqué tendriamos que seguir aumentando el tamaño del Estado (léase elefantismo burocrático) para “llegar” a más peruanos con la, siempre esquiva, promesa del desarrollo local o regional? Porqué seguir pensando que cantidad es mejor que calidad?

Alguna vez soñé con privatizar la gestión pública del país. Soñaba con un país donde cada ciudad y pueblo era de responsabilidad de un “Gerente de Desarrollo Local”. No más alcaldes, no más congresistas ni senadores, no más presidentes de region, no más prefectos ni subprefectos, ni gobernadores. No más intermediarios. Ünicamente el Gerente Local frente al Estado defendiendo, gestionando, promoviendo, concertando y dirigiendo, personalísimamente, el camino hacia el desarrollo de su terruño, a imagen y semejanza de ese Gerente General, tras el volante de una gran empresa, que lo único que busca es hacer que sus Indicadores Clave de Performance se mantengan en curso y en dónde todo está en su sitio. Y si algo no funciona, se cambia, ya sea persona o máquina.

La propuesta congresal utiliza una denominacion similar, haciendo la salvedad que un Gerente de Desarrollo Local debiera ser un profesional altamente calificado, con un profundo conocimiento de la realidad nacional, de las leyes y de nuestros legitimos derechos, de la geografia, cultura y los valores naturales que este gran país nos regala en cada profundo rincón; mientras un mero “gestor”, tal cual se desprende de un rápido vistazo a la lista de “elegidos”, resulta ser un simple e improvisado aprendiz de burócrata, con el único “atributo” (requisito indispensable de mayor –y único- peso- , por supuesto) de portar carnet partidario.  Mas claro, sólo agua de mesa.

Es así como el Gobierno piensa pavimentar el camino hacia el desarrollo del país, que en vez de buen asfalto utiliza desmonte y escombros? Es así como debemos entender (y aceptar genuflexos) este tortuoso, y macabro, camino al desarrollo?  No será que, finalmente, estos nuevos parásitos de la democracia, terminen negociando el desarrollo local por prebendas. Ya me imagino las listas de inconcebibles “proyectos” para mejorar el rendimiento de los cultivos altoandinos de la mano de un limeñisimo bachiller en ingenieria civil o aquel otro proyecto de mejoramiento de la red de canales de regadio de la mano de una practicante de contabilidad. Garantia de desarrollo local o mas bien un nada claro tinglado para negociar, entre bambalinas, lo que ya es tarea de congresistas? Tan dificil es enviar un email o un mensaje de texto al congreso solicitando una carretera, un túnel, un puente o una comisaria? No sabe el gobierno que en un par de años habrán mas celulares que peruanos? Sabrá el gobierno de la existencia del e-government? Por que no ser mas innovadores y pensar, por ejemplo, en re-instaurar un Servicio Civil de Graduandos para todas las carreras de universidades del estado? No es suficiente promover obras por impuestos? Porque seguir al pie de la letra eso que en el Perú, para cambiar un foco se necesitan 10 peruanos? (léase ahora, 10 gestores del desarrollo local).

Por lo pronto la descabellada propuesta tiene la bendición papal y todo aquel que se atreva a escribir un par de líneas en su contra será excomulgado y considerado antiperuano, antisistema y candidato a residente temporal en Challapalca Suites & Resort, porque aquí quien te avisa que estás camino al precipicio es tu enemigo, y sólo aquel que te aplaude y vitorea, y lo seguirá haciendo aún después de verte caer por los acantilados, es tu incondicional; por que asi es el mundillo de la politica, y la democracia, aquí y en Atenas.